Subaru All New Impreza 5D Limited CVT

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Subaru All New Impreza 5D Limited CVT

En una época en la que la mayoría de las marcas comparten desarrollos, plataformas, tecnologías y otros componentes entre sí, hay unas pocas que se re

En una época en la que la mayoría de las marcas comparten desarrollos, plataformas, tecnologías y otros componentes entre sí, hay unas pocas que se resisten a dejar de lado sus tradiciones más arraigadas. Una de ellas es Subaru, cuya filosofía de motor bóxer y tracción integral forma parte de su esencia y fueron, son y seguirán siendo las características que la identifican y le valieron un reconocimiento mundial, respaldado por su exitosa participación en el Campeonato Mundial de Rally (WRC) con el recordado Colin McRae y Peter Solberg como sus pilotos más representativos.

Tan fieles como la marca a su filosofía, son sus clientes: la mayoría de los dueños de un Subaru, si no los conservan durante años o para toda la vida, lo vuelven a cambiar por otro Subaru. Y esto es algo que sucede en Argentina, Estados Unidos, Europa o Japón. Desde la compañía conocen muy bien esta devoción que tienen sus usuarios y trabajan especialmente para cumplir todas sus expectativas, por eso la evolución de sus autos es más progresiva, casi a contramano del resto de la industria en la que los ciclos son cada vez más cortos. La firma nipona mejora aspectos puntuales en cada nueva generación por lo que los cambios nunca son rotundos, un detalle muy valorado por sus clientes.

En nuestra profesión tenemos la suerte de probar las últimas novedades que ingresan al mercado, de diferentes segmentos y propuestas de las más variadas, pero sin dudas, por todas las características que mencionamos anteriormente, manejar un Subaru –y aunque no sea una marca de nicho como Porsche- definitivamente no es cosa de todos los días. Por eso trataremos de transmitir todas las sensaciones y singularidades de este All-New Impreza, que probamos durante una semana. Estas son nuestras apreciaciones:

Diseño Exterior:

Sin alejarse demasiado de la sobriedad habitual, se nota la intención de los diseñadores de darle un aspecto más deportivo y dinámico al Impreza, siempre respetando el gradualismo que caracteriza a la marca.

Estéticamente, conserva parte del estilo de la generación anterior, pero con trazos mucho más marcados y tensos, especialmente en el sector frontal y en los laterales. En el frente se destacan la parrilla con un formato de trapecio invertido, aunque con los bordes inclinados, marco cromado y un aplique cromado que se extiende hasta el logo, así como los faros full Led que poseen en su interior un marco también cromado, que resalta las líneas rectas y le aportan mayor carácter.

El recambio generacional implicó, sobre todo, la llegada de una nueva plataforma –denominada SGP, Subaru Global Platform-, lo que se tradujo en un considerable aumento de las dimensiones: el All New Impreza mide 4.460 mm de largo, 1.775 mm de ancho y 1.480 mm de alto. Esto queda en evidencia especialmente al mirarlo de perfil, perspectiva en la que resalta su generosa distancia entre ejes –de 2.670 mm- y baja altura, una fórmula parecida a la que aplicó Audi al A3 Sportback, priorizando el espacio interior.

El remate posterior termina de redondear ese mix de sobriedad y deportividad del hatchback, con unos vistosos faros que ocupan parte del portón, así como el alerón y un aplique en plástico negro en la zona inferior del paragolpes que realzan su imagen sport. Viéndolo desde la perspectiva de tres cuartos traseros, es imposible no pensar en el WRX de hace dos generaciones atrás.

Y es que en esencia al Impreza podríamos definirlo como un WRX más descafeinado y vestido de elegante sport, algo así como un deportista muy reconocido, pero que fuera de las competencias quiere mostrar un perfil más tranquilo y familiar.

Diseño Interior:

Esta es, sin lugar a dudas, la mejora más notable en el All-New Impreza. Subaru nunca se destacó precisamente por el diseño de los interiores de sus vehículos, al contrario, siempre fue uno de sus puntos flojos por su exceso de sobriedad y simplicidad, tan típicamente japonesa pero que parecía haberse quedado en los 90. Eso sí, la calidad de materiales, siempre fue indiscutible: plásticos duros, nada muy llamativo, pero pensados para durar.

Gran parte de esto empezó a cambiar desde la generación anterior y en la actual, la evolución es fácilmente perceptible: el tablero se ve mucho más logrado, más moderno y tecnológico. También acompaña una acertada combinación de materiales, de excelente calidad, con superficies soft-touch en la parte superior del torpedo, apliques de aluminio cepillado en los bordes de las salidas de aire y en la parte inferior de la consola central, así como algunos detalles en símil fibra de carbono.

La ambientación nos vuelve a recordar la estirpe deportiva del Impreza y que aunque en este caso se trate de una versión más tranquila y orientada hacia un uso particular o familiar, el ADN del rally y del WRX está ahí.

El toque de sofisticación lo aporta la pantalla táctil del sistema multimedia Starlink –fácil de operar, de rápida interfaz, con Android Auto/Apple CarPlay y cámara de retroceso, pero carece de navegador-. También el gran display superior, que brinda gran cantidad de datos extra como veremos en el siguiente apartado.

Otro punto en el que el Impreza brilla es en la habitabilidad. Gracias a su generosa distancia entre ejes, el espacio para los pasajeros delanteros y traseros es realmente impresionante. Tomando como referencia a una persona de 1,75 mts de altura, el conductor dispone de una distancia al techo de 10 cm en la posición más baja y de 4 cm en la más alta. Aún con los asientos de adelante tirados al máximo hacia atrás, los pasajeros que viajen en la segunda fila tienen espacio de sobra para sus piernas y rodillas (18 centímetros hasta el respaldo de las butacas delanteras y 6 centímetros de distancia entre la cabeza y el techo): de lo mejor del segmento.

Haberle dado prioridad al espacio para los pasajeros tiene un efecto secundario, relegando el baúl a 385 dm3, una capacidad bastante limitada. Si bien tiene una buena longitud (85 cm) y anchura (110 cm) es poco profunda (38 cm) ya que por debajo de la bandeja del piso encontramos la rueda de auxilio –con llanta de chapa pero de igual medida a las titulares, excelente-.

Instrumental:

Sobrio como en todo Subaru, aunque con un agradable toque sport por el marco cromado del tablero y las esferas, junto con su serigrafía. Está compuesto por dos relojes analógicos, uno para el tacómetro y otro para el velocímetro, con iluminación de color blanco y caracteres fácilmente legibles.

En el centro se ubica el display –a color- de la computadora de a bordo, que  brinda información sobre el consumo y autonomía, con un indicador que va cambiando de tonalidad hasta llegar al verde –si nuestra conducción es eficiente- y otro similar, de barras, en la parte inferior para el nivel de combustible.

Como siempre, medimos la precisión del velocímetro: en este caso, el porcentaje de error fue del 3,5%, un valor normal. Curiosamente, va aumentando levemente su imprecisión al incrementar la velocidad. Probado en cuatro oportunidades, a 80 km/h del instrumento fueron 77 km/h reales; a 100 km/h del velocímetro, 97 km/h reales; a 120 km/h del reloj, 115 km/h reales; y a 130 km/h del indicador, 125 km/h reales.

Como complemento al instrumental, otro clásico de la marca es el display adicional ubicado en la parte superior de la consola central, que desde hace rato dejó de ser una pequeña pantallita monocromática y cada vez cobra más protagonismo: la pantalla rectangular de 4,2” sorprende por la cantidad y variedad de información que brinda. Se opera desde los controles del volante y permite visualizar desde la temperatura exterior, el seteo de la climatización o más datos del consumo de combustible hasta el reparto de la tracción, ángulo de inclinación e inclusive una imagen que muestra qué luces están encendidas.

Equipamiento:

La evolución de este All-New Impreza es fácilmente palpable también en el listado de confort y tecnología, con climatizador automático bizona, llave inteligente (Smart Key) con encendido por botón, tapizado de cuero, butacas con regulaciones eléctricas para conductor y acompañante , levantavidrios eléctricos con One Touch, cierre centralizado, control de velocidad crucero, luces full Led direccionales con sistema SRH (Steering Responsive Headlight, que dirigen el haz de luz delantero de acuerdo al grado de inclinación del volante), freno de mano eléctrico, techo corredizo y, tal como mencionamos en el apartado anterior, sistema multimedia Subaru Starlink con pantalla táctil de 8 pulgadas con Android Auto/Apple CarPlay y cámara de retroceso con líneas de guiado. Llamativamente, los tres únicos elementos que diferencian a la versión Limited de la Dynamic (de entrada de gama) son el sunroof, el tapizado de cuero y las regulaciones eléctricas de los asientos.

Entre los faltantes podemos mencionar las salidas de aire traseras, los espejos retrovisores con antiencandilamiento automático, un elemento que cada vez valoramos más al circular por la noche y encontrarnos con muchos autos equipados con los famosos kits de xenón o Cree Led truchos y la inclusión del navegador en el sistema multimedia para no depender de un smartphone.

Seguridad:

La seguridad es uno de los aspectos en los que más trabaja Subaru, logrando siempre muy buenas calificaciones en las exigentes pruebas del IIHS y NHTSA estadounidenses y del EuroNCAP. En ese sentido, el Impreza cuenta con el aval de haber logrado las 5 estrellas en los chash tests de los tres organismos de seguridad.

La versión que manejamos –al igual que el resto de la gama que se comercializa en Argentina- dispone de 7 airbags (frontales, laterales, de cortina y de rodilla para el conductor), frenos a disco en las cuatro ruedas con ABS/EBD, control de tracción y estabilidad (VDC), control activo de torque (ATV), asistente al arranque en pendientes, anclajes Isofix, apoyacabezas delanteros activos, sistema de monitoreo de la presión de los neumáticos, estructura reforzada con zonas de deformación programadas y barras en las puertas para protección en impactos laterales.

Es una dotación completa, sin faltantes de consideración, pero lamentamos que en la configuración ofrecida para nuestro mercado no se hayan incluido los asistentes de conducción que la marca engloba en la tecnología EyeSight, compuesta por un conjunto de cámaras –no radares- que monitorean constantemente el entorno del vehículo, detectando otros autos, peatones, ciclistas, animales o cualquier objeto y se complementan con el control de crucero adaptativo, sistema de frenado automático y de mantenimiento de carril. Son ítems con los que el Impreza marcaría la diferencia en su segmento y que ya empiezan a estar presentes en autos de marcas generalistas, como en el Peugeot 3008.

Justo al momento de redactar esta nota, Inchcape adelantó que empezará a equipar a la gama local con esta tecnología, empezando por la Outback, aunque más adelante se extenderá a todos sus productos como opcional.

Motor, transmisión y comportamiento:

Como señalamos al principio, el Impreza mantiene intacta la tradición de Subaru, con su característico motor bóxer –de cuatro cilindros opuestos-, lo que aporta además un bajo centro de gravedad y una notable reducción de las vibraciones provenientes de la planta motriz.

El propulsor de este All-New Impreza es en realidad una evolución de su antecesor, por lo que conserva la cilindrada –de 2.0 litros- y eleva levemente la potencia a 156 CV –disponibles a las 6.000 rpm- y el torque a 20,0 kgm –desde las 4.000 rpm-, posee inyección directa y distribución variable (sistema DAVCS). Otro recurso muy utilizado por la marca son las transmisiones automáticas del tipo CVT (de variador continuo), denominadas Lineartronic, que en este caso cuenta con 7 velocidades simuladas y opción secuencial, sólo operable mediante las levas ubicadas detrás del volante.

Pero sin dudas, la característica que más identifica a Subaru y el plus que ofrece con respecto a sus competidores es el sistema de tracción integral Symmetrical All Wheel Drive, que como su nombre lo indica, reparte la potencia y el torque del motor de manera equitativa en las cuatro ruedas en condiciones normales (puede variar de acuerdo a la situación).

El Impreza pone de manifiesto su impronta deportiva desde que nos sentamos en el asiento del conductor. La posición de manejo –con múltiples regulaciones-, el volante (regulable en altura y profundidad) y la pedalera de aluminio así lo transmiten, y esto se confirma apenas iniciamos la marcha: la dirección –asistida eléctricamente- es muy directa y responde a la mínima inclinación del volante. También los pedales tienen un tacto algo más duro que en otros autos.

Los 156 CV del propulsor lo ubican en el promedio del segmento, no es ni el más ni el menos potente, lo que se traduce en prestaciones entre correctas y muy buenas: acelera de 0 a 100 km/h en 9,25 segundos y alcanza una velocidad máxima de 205 km/h, nada mal para un auto que pesa 1.402 kilos, aunque sí se muestra algo perezoso a bajo régimen, ya que como muchos autos japoneses, su momento de mayor torque recién aparece a partir de las 4.000 rpm. Buen valor en la prueba de elasticidad: necesita sólo 7 segundos para pasar de 80 a 120 km/h.

En ese sentido, la caja Lineartronic logra transmitir la potencia y el torque justamente de manera muy lineal, haciéndole honor a su nombre y colaborando muy satisfactoriamente con las prestaciones. El paso de marchas –simuladas- está tan bien logrado que no se producen esos patinamientos tan típicos de las cajas automáticas de variador continuo, muchas veces criticadas por su lenta respuesta y llevar el motor en vueltas innecesariamente. Mención aparte para el agradable sonido del bóxer al acelerarlo, que se filtra en la medida justa en el habitáculo. Utilizando el modo secuencial, el pasaje de marchas es instantáneo y permite exprimir mejor el rendimiento del motor, ya que si se utiliza la caja en modo automático, el 0 a 100 demora casi un segundo y medio más (10,5”).

Donde el conjunto mecánico nos sorprendió muy gratamente fue en el consumo, muy bajo en ruta –especialmente a 100 km/h, velocidad a la que sólo demanda unos 6,8 l/100 km con el motor relajado, girando a 1.600 rpm, suficientes para recorrer más de 1.000 kilómetros con un tanque (carga 60 litros)-, mientras que a 120 km/h (2.100 rpm) sube a 8,3 l/100 km y a 130 km/h (2.400 rpm) llega a los 9,3 l/100 km. También fue correcto el rendimiento en ciudad, registrando unos 9,8 l/100 km.

En este punto es importante destacar que el Impreza cuenta con el sistema Start&Stop (desconectable). Aprovechando este ítem y una función muy útil del display multifunción del instrumental que cronometra el tiempo en que el motor estuvo detenido y lo que se ahorró (expresados en mililitros de nafta) durante esa parada, hicimos el siguiente cálculo: durante un recorrido en ciudad, en el que estuvimos detenidos unos 45 segundos en promedio por cada semáforo en 62 oportunidades, logramos ahorrar un litro de combustible.

La ubicación del motor, más baja que en otros autos, junto con la disposición de sus cilindros y su bajo centro de gravedad, hacen que el hatchback nipón sobresalga en el comportamiento dinámico, respaldado por una suspensión con una excelente puesta a punto –ni muy mullida ni muy dura- y del tipo independiente en las 4 ruedas, la dirección precisa y rápida que valoramos anteriormente y su sistema de tracción, que hacen que entrelazar curvas sea un simple trámite para el Subaru y una fuente de diversión para el que lo maneja.

Por su bajo despeje, larga distancia entre ejes y su ángulo ventral muy limitado –además de que esta versión Limited cuenta con spoilers en los laterales- no recomendamos “castigarlo” en caminos de tierra como al WRX. Para eso está su derivado crossover, el XV, que sí dispone de un generoso despeje y protecciones en los bajos. En el Impreza, el agregado de la tracción integral está pensado para brindar un mejor comportamiento y mayor seguridad en asfalto, más aún en piso mojado o resbaladizo, que es donde más se valora contar con el All Wheel Drive.

En las habituales pruebas de slalom y esquive, el hatch se lució, haciendo gala de un comportamiento totalmente neutro y manteniendo la línea en todo momento. A las características antes mencionadas, se suma también el ESP, que actúa de manera precisa, sin resultar invasivo.

Por último, otra de sus virtudes es su sistema de frenos –a disco en las cuatro ruedas, con ABS/EBD-, que responde instantáneamente y logra detener el auto desde los 100 km/h a 0 en sólo 38 metros, sin acusar fatiga luego de varias pasadas.

Precio y conclusión:

Con un valor de U$S 39.900 el precio no es justamente uno de los puntos fuertes de esta versión Limited del Impreza (La opción Dynamic, de entrada de gama cuesta U$S 36.500 y la Limited 4 puertas, U$S 41.000), pero si consideramos sus muchas virtudes –equipamiento de confort/seguridad, calidad, eficacia del motor/caja) y habitabilidad- en contraste con sus mínimos defectos –principalmente el baúl chico-, no deja de ser una alternativa muy recomendable desde lo racional. Sólo el Audi A3 Sportback 2.0 TFSI S-Tronic (190 CV) ofrece una propuesta algo parecida, pero bastante más cara: U$S 44.300 (sin opcionales).

Y si a esto le sumamos las características que hacen único al producto nipón –motor bóxer y tracción integral- junto con el condimento emocional para quien gusta de Subaru o de los autos japoneses en general, con ese diseño que combina tan bien elegancia con deportividad y ese ADN del rally siempre presente, forman un combo realmente atractivo y especial. Después de manejarlo, entendemos el por qué de tanta fidelidad hacia la marca.

FUENTE; 16VALVULAS.COM.AR 14/08/2018