Magna Steyr, una de las fábricas más grandes del mundo que no tiene autos propios Posee una historia tan añeja como el automóvil mismo. No está e
Magna Steyr, una de las fábricas más grandes del mundo que no tiene autos propios
Posee una historia tan añeja como el automóvil mismo. No está en Alemania, Italia o Estados Unidos, sino en Austria y es el centro tecnológico que podría fabricar el auto de Apple
Todo comenzó en un garage, como tantas otras historias de suceso. La más famosa probablemente haya sido la de Steve Jobs y Steve Wozniak, quiénes en un pequeño espacio de pocos metros cuadrados donde ya no se guardaría un auto, fundaron Apple Computer en Los Altos, California, en 1976.
Casi diez años antes, había nacido otra historia similar aunque mucho menos conocida. Un joven austríaco de 22 años, había emigrado a Canadá para comenzar su propia empresa, llamada Multimatic. Se llamaba Frank Stronach, y había dejado sus estudios a los 14 años para aprender a fabricar herramientas y matricería. Esa sería su ocupación el resto de su vida.
Desde un garage en Ontario, en el que trabajaba 16 horas diarias y a veces prefería quedarse a descansar unas pocas horas en una improvisada cama en un rincón, consiguió su primer contrato en menos de dos años. Fue con General Motors, que le había encomendado la fabricación de los soportes metálicos para los parasoles de uno de sus modelos.
El crecimiento fue tan grande, que diez años más tarde pudo comprar Magna Electronics, y así nació Magna International en 1973. Uno de los secretos fue su filosofía de trabajo y de participación de los empleados en el desarrollo de la compañía. Stronach creía firmemente que la motivación hacía a la calidad, y decidió implantar un sistema que denominó “Empresa justa” y por el cual los empleados y gerentes tenían una participación tangible en las ganancias de la compañía.
El otro gran secreto fue no ser nunca un fabricante de autos de marca propia, sino fabricar para otros. Invirtiendo en innovación y desarrollo, y evitando tener que hacerlo en marketing, porque eso lo hacen sus clientes para vender los productos que él y su empresa producían.
Paralelamente, en Austria, el país natal de Stronach, una compañía llamada Steyr-Daimler-Puch, había estado fabricando autos primero por separado y después como una sola marca, hasta 1941. Desde entonces, se habían dedicado a fabricar vehículos militares y luego de la Segunda Guerra Mundial, solo fabricaron autos bajo licencia de Fiat.
Eran tiempos en los que Fiat vendía su licencia para que en otros países se fabriquen sus modelos con otro nombre. Sucedió con España y Seat, y en Rusia con Lada. Pero a diferencia de estas, Steyr encontró que el auto que podían fabricar, tenía posibilidades de ser mejorado. En 1957, Fiat le había vendido a Steyr los derechos para construir el 500 de motor trasero, pero los austríacos le cambiaron el motor bicilíndrico en línea original de 479 cm3, por uno de arquitectura plana de 493 cm3, con lo que mejoraron la potencia del auto italiano. Además, le cambiaron el frente, las luces, la tapa del motor y le reemplazaron el techo corredizo por uno fijo de chapa. Vendieron 60.000 Steyr-Puch 500 entre 1957 y 1975. El auto fue todo en éxito, que animó a la compañía a hacer nuevas exploraciones.
Así vino primero el Puch Roadster S prototype en 1959 y luego el Puch-Steyr 500s en 1964. Ambos fueron una evolución técnica para Steyr porque desarrollaron un motor de 4 cilindros uniendo dos de los que usaban en el 500 en el primer caso, y porque crearon el 500 TR luego, con el que pasaron de 16 a 41CV de potencia en el motor, además de un desarrollo de carrocería, frenos y suspensión que lo colocaron como el Cinquecento de mejor performance en esa época.
Había nacido una empresa que podía desarrollar vehículos integralmente para otra automotriz, y eso abrió las puertas para que otros buscaran en los austríacos, un desarrollador y fabricante para vehículos especiales.
Mercedes fue el siguiente, encargándoles en 1972 un vehículo 4×4 para competir con Land Rover. El proyecto nació como una evolución civilizada del Steyr Haflinger militar, y se convirtió en Haflinger 2 y terminó siendo en 1979, el Mercedes Clase G.
Entonces vino Volkswagen en 1984 para pedir a Steyr que desarrollara el sistema de tracción integral de la moderna Combi VW T3, la versión cuadrada de la famosa Kombi. Así Steyr hizo la VW Syncro, pero pronto le pidieron que fabricara también la T3 de tracción simple, ya que la planta de Alemania debía prepararse para producir la T4 a partir de 1990.
En ese tiempo, Fiat había regresado a Steyr para pedir el desarrollo de un Panda 4×4 y una versión para uso militar. Ambos autos tuvieron un prototipo que solo quedó en eso, un primer paso que no pasó nunca a producción, por una aparente baja demanda de ese tipo de vehículos, todo terreno pero pequeños en dimensiones y potencia. Fiat retiró los proyectos antes de iniciar un fracaso comercial, pero Steyr quedaba posicionado como un productor de proyectos, que era capaz de llevarlos a fabricación en sus propias instalaciones.
Del otro lado del océano atlántico, las ventas de tableros de mandos y sistemas de freno de Magna International Inc habían superado los 150 millones de dólares al final de los años 70, y su crecimiento la había llevado a ser proveedores de fabricantes de equipos originales (OEM) de automóviles y camionetas en América del Norte, Europa, Asia, América del Sur y África.
Entonces en 1998, Magna compró el holding Steyr-Daimler-Puch, en instaló la primera cadena de montaje de vehículos en la ciudad austríaca de Graz, donde hoy se encuentra Magna Steyr.
Desde entonces, Magna Steyr se convirtió en el mayor fabricante outsourcing del mundo, tiene 150.000 empleados en 29 centros de producción diseminados por todo el mundo. En Austria, donde hace autos completos como subcontratado de las fábricas, ha producido para muchas marcas y la variedad de modelos es asombrosa.
Fueron los fabricantes de los Mercedes Clase E, Clase M y el SLS AMG, los BMW X3, Serie 5 y Z4, los MINI Countryman y Paceman, Saab 9-3, Peugeot RCZ, Jeep Commander y Grand Cherokee, Chrysler PT Cruiser, 300C y Voyager para el mercado europeo, Aston Martin Rapid, Jaguar E-Pace e I-Pace y Toyota GT Supra europea.
Pero como la compañía tiene la misión de generar nuevos productos que ellos mismos desarrollan, con la visión de mostrarlo primero, vendérselo a una OEM y terminar fabricándolo para ese comprador, tuvieron varios proyectos propios, sin marca alguna, o con marca Magna Steyr misma.
Así, en 2005 presentaron un escaparate tecnológico llamado Magna Steyr Mila Concept en el Salón de Frankfurt. Se trataba de un monoplaza deportivo alimentado por Gas Natural Comprimido (GNC), que tenía un motor 1.6 de cuatro cilindros capaz de erogar 150 CV, alcanzar los 200 km/h.
En 2008 presentaron el Magna Steyr Alpin, un todoterreno compacto que en lugar de ofrecer prestaciones deportivas, tenía las de un off-road capaz de subir pendientes de hasta 45 grados. Su motor tricilíndrico de 1 litro de capacidad era un híbrido, combinando GNC y gasolina, y tenía una configuración de asientos de 3+1.
En 2009, nuevamente lanzaron un producto conceptual propio que llamaron Magna Steyr Mila EV, y como su nombre lo dice, era un auto eléctrico. Y fue la plataforma de partida para otros modelos, pero fundamentalmente, para la entrada de la compañía en la fabricación y desarrollo de vehículos eléctricos. Tenía un diseño de vanguardia, y lograba una potencia de 57CV, y una autonomía de 150 kilómetros para los cuales solo hacía falta, en 2009, dos horas y media de carga.
Los proyectos que siguieron fueron el Mila Aerolight, el Mila Coupic, el Mila Azul y el Mila Plus. Todos fueron innovaciones que aportaron algo distintivo, como una carrocería de SUV que podía convertirse de un convertible o una pickup, o vehículos fabricados con materiales compuestos livianos que siempre persiguieron la sustentabilidad y tecnología.
Con la masificación de proyectos de automóviles eléctricos, muchas startups han encontrado en Magna Steyr un socio ideal, capaz de dar forma a tantos prototipos diseñados en computadoras, que necesitan quién los fabrique. Ha sido el caso de Fisker Ocean, por ejemplo, aunque el principal cliente futuro que podría llegar a Graz, es nada menos que Apple, para el que debería ser su producto que desembarque finalmente en la industria de la movilidad: el esperado y algo retrasado Apple car.
Y la historia vuelve a empezar. Apple nació en un garage. Magna también. Y quizás, pronto los caminos de ambos se crucen para que juntos produzcan un vehículo que marque un hito en el mundo del auto.
FUENTE; INFOBAE.COM.AR 01/08/2022