Los subsidios para autos ya generan polémica

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Los subsidios para autos ya generan polémica

La crisis de la industria automotriz preocupa y mucho al Gobierno. Todas las variables del sector se mueven en terreno negativo. Patentamientos, produ

La crisis de la industria automotriz preocupa y mucho al Gobierno. Todas las variables del sector se mueven en terreno negativo. Patentamientos, producción, ventas mayoristas a concesionarios y exportaciones culminaron los primeros cinco meses del año con números en rojo. Y esto, en plena carrera electoral, puso en alerta a Cambiemos.

En este contexto, el macrismo acaba de lanzar el plan «Junio 0Km», un programa a través del cual se ofrecen más de 230 vehículos –considerando modelos y las diferentes versiones- con descuentos de entre $50.000 –para unidades con un precio de venta inferior a los $750.000- y de al menos $90.000 para aquellos con valores superiores –con tope en los $2 millones-.

Desde el Ministerio de Producción destacaron además que «las concesionarias y terminales aportarán bonificaciones y financiamiento que pueden duplicar el descuento previsto del programa».

¿El objetivo? Provocar un cambio de las expectativas de mercado y traccionar más ventas, con la meta puesta en sumar 30.000 patentamientos extra durante el mes de junio.

Más allá de las bondades de la iniciativa, la realidad es que el plan también generó una fuerte controversia en las redes sociales.

En un contexto en el que la obra pública se vio afectada por el recorte del gasto debido a que el Gobierno está obligado a bajar fuerte el déficit fiscal, la noticia de que esta iniciativa tendría un costo cercano a los $1.000 millones provocó polémica y reacciones adversas.

A través de las redes, abundaron las comparaciones con las políticas que supo implementar en su momento el kirchnerismo: «¿Defienden una medida que incluye subsidios a la compra de autos 0Km para una porción reducida de la población, pero resulta que subsidiar luz y gas para bajar costos de producción era malo?», reza uno de los tantos posteos y que sirve como ejemplo para resumir las críticas que despierta la iniciativa.

«La gente no come autos«, expone de manera cruda otro de los miles de tuits, que plantean la inconveniencia de subsidiar la venta de vehículos cuando está en pleno debate la fuerte suba del precio de la nafta, los servicios públicos y hasta los alimentos.

Sin embargo, frente a la polémica, desde Cambiemos se defienden y argumentan que esos $1.000 millones que se resignarán en términos tributarios a través del plan terminarán viéndose más que compensados con el incremental de ventas que se lograría por la medida.

«En realidad, la iniciativa no tendría costo fiscal. Al ser un programa que busca incentivar los patentamientos y, dada la alta carga impositiva que tienen los vehículos -una situación estructural que data de hace décadas-, ese dinero que pone el Estado terminará volviendo con más recaudación», plantean fuentes de Producción.

«Tenemos estimaciones trazadas. No las queremos dar para no generar expectativas. Pero de cualquier manera, los fondos que resigne el Estado se verán más que compensados por la mayor cantidad de autos vendidos», agrega la fuente.

Franco Roland, economista de Abeceb y experto en industria automotriz, coincide con el diagnóstico oficial: «El monto de recaudación que se logre por el aumento de los patentamientos va a ser superior a los fondos que se destinen para cubrir los descuentos».

Cómo es la «cuentita»

En la consultora trazan sus propias cuentas. En primer lugar, hacen una salvedad: no consideran que esta medida alcanzará para comercializar 30.000 unidades extra a las que se venderían en junio de no haberse implementado la iniciativa.

«El número que manejamos es de unos 10.000 vehículos más. A lo sumo, 15.000. Va a ser muy difícil que se pueda sumar con esta medida el equivalente a casi todo lo que se vendió en mayo, que fueron 36.000 unidades», señala el experto, quien así y todo considera que es una buena decisión en tanto y en cuanto ayudará a generar un cambio de expectativas.

En cuanto al impacto del plan en el frente fiscal, Roland plantea que no tendrá costo para el Estado y se basa en el siguiente cálculo:

-De los $40.000 de descuento para los autos de gama media baja, el Gobierno se encarga de aportar $20.000. El resto lo ponen las terminales. En el caso de los vehículos más caros, el descuento es de $90.000, de los cuales la ayuda oficial es de $40.000.

-Esto arroja un «subsidio» promedio de $30.000. Si se tiene en cuenta que, en base a las estimaciones de Abeceb, se venderían hasta 15.000 unidades extra, esto implica que el Estado aportaría unos $450 millones.

-Ahora bien, dado que la carga impositiva del valor final de un 0Km es cercana al 45% y que el valor promedio de los vehículos ronda los $800.000, esto implicaría un ingreso de $3.600 millones en caso de que efectivamente se patenten 10.000 autos extra.

Número más, número menos, el resultado será positivo en términos fiscales. Y en esta conclusión coincide el tributarista Daniel Lejtman, quien igualmente advierte un detalle no menor: hay que tener en cuenta una variable clave, que es el costo de oportunidad.

«Si hacemos una lectura lineal, entonces sí podemos afirmar que no habrá costo fiscal para el Estado, porque luego habrá una mayor recaudación por las mayores ventas, que resultan de todos los impuestos que se aplican a lo largo de la cadena automotriz», explica el experto.

Lejtman agrega que incluso puede tener un efecto multiplicador en tanto y en cuanto ese descuento que promueve el Gobierno termine impulsando la fabricación de más vehículos, generando que haya más impuestos vía seguridad social, por ejemplo.

Sin embargo, plantea: «La pregunta es cuál terminado siendo el incremental en términos reales respecto de otras alternativas que se le den a ese mismo dinero».

«Si por ejemplo, una persona decide no comprar un vehículo y, en cambio, opta por refaccionar el hogar o, por qué no, hacer un viaje por el interior de la Argentina, ahí también estaría abonando tributos, básicamente a través del IVA», señala.

Como contrapartida, sí habrá un «incremental puro» de recaudación en la medida en que la gente que tenga plata no declarada destine ese dinero a la compra de un auto con descuento y no la siga dejando en el colchón u opte por adquirir dólares en el circuito informal.

Industria nacional vs. industria brasileña

El otro foco de polémica está dado por el hecho de que los descuentos incluyen a los vehículos de todos los orígenes, principalmente a los brasileños.

Quienes critican la medida señalan que se está subsidiando lisa y llanamente a los trabajadores del país vecino, en un contexto sumamente difícil en el que General Motors acaba de anunciar que cerrará las puertas de su planta en Argentina durante un mes.

Frente a este planteo, desde Producción reconocen que «haber exceptuado a los vehículos producidos en el exterior hubiese implicado reducir mucho el alcance del programa».

Al respecto, Roland plantea que solo el 30% de los vehículos que se comercializan en el país son de producción nacional, mientras que el resto proviene del exterior, mayoritariamente de Brasil.

A esto se suma que la industria local avanzó con una estrategia que se enfocó, en los últimos años, en la fabricación de pick-ups, mientras que Brasil se especializó en los modelos más compactos y económicos, que son los más demandados.

«Si el plan hubiese estado destinado solo a los autos nacionales, no hubiese tenido mucho efecto, porque no contamos con una oferta de modelos lo suficientemente amplia como para propiciar un salto de ventas», acota Roland.

Además, expertos advierten que dejar a Brasil de lado podría haber traído indeseables roces comerciales con el país vecino, una señal poco propicia en momentos en que ese mercado, pese a que se viene desacelerando, es el único que está ayudando a sobrellevar la crisis.

¿Qué impacto tendrá la medida?

A la hora de estimar el impulso que podría generar el plan «Junio 0Km», los analistas se muestran cautos, dado que en el sector ya se venían aplicando fuertes descuentos a quienes se acercaban a los concesionarios con cash en las manos.

«Lo que hizo esta iniciativa fue más que nada transparentar y ordenar un poco el tema de las rebajas», señala Roland.

«En los primeros días de junio notamos que los patentamientos rondan los 1.300 a 1.400 por jornada. No se está viendo por ahora el impulso del programa. Creemos que recién a partir de la tercera semana del mes empezará a empujar», explica el experto a la hora de sustentar por qué en la consultora creen que será difícil superar las 15.000 unidades.

En este contexto, surge un dato clave: tras «Junio 0Km» podría haber un «Julio 0Km» y así sucesivamente. Al menos, es lo que dejan picando desde Producción: «Depende de cómo se desarrolle el plan podría extenderse. Incluso, se podría avanzar con otra estrategia. La idea es acompañar a la industria en este momento complicado con diferentes alternativas».

En cuanto a las proyecciones para todo el año, Roland advierte que las cifras se siguen ajustando a la baja: «Teníamos una meta de 540.000 unidades patentadas para todo 2019, pero acabamos de ajustar la cifra a unas 490.000».

De confirmarse esta cifra, sería la más baja desde el año 2006, cuando se comercializaron 440.000 vehículos.

No solo eso: además, implicaría una fuerte caída del 45% respecto de los poco más de 800.000 autos que se vendieron en 2018.

Entre las causas, Roland menciona el encarecimiento de los autos en relación a los salarios, el salto de las tasas de interés que hicieron más costoso el financiamiento y la incertidumbre económica y política, que genera que muchos compradores prefieran no concretar ninguna operación y esperar.

FUENTE; IPROFESIONAL.COM  07/06/2019