Al pensar en un lavadero de autos la primera imagen que viene a la mente es la de la enorme máquina de rodillos que llenan los autos de jabón y lo van
Al pensar en un lavadero de autos la primera imagen que viene a la mente es la de la enorme máquina de rodillos que llenan los autos de jabón y lo van limpiando a medida que avanza por el tubo. Idea muy estadounidense y algo curiosa, dado que hoy en día esas grandes máquinas prácticamente no se usan.
En una Argentina con una incipiente recesión, el negocio de los lavaderos pierde lugar rápidamente entre las prioridades de los conductores. Si bien la reciente suba del dólar no afectó al rubro, ya que sus insumos no están atados a la moneda estadounidense, sí se ven sumamente perjudicados por la suba de las tarifas. Para sumar un ingrediente más al cóctel, los lavaderos no son los únicos en su mercado: compiten con lava autos a domicilio y con nuevos emprendedores que están en busca de reducir el consumo de agua.
El boom de las máquinas automáticas fue durante los ’90, cuando el precio del dólar permitía importarlas. Con el paso de los años, o la suba constante del billete verde, las máquinas se fueron abandonando por varios factores. En primer lugar, se volvieron cada vez más costosas y la relación precio calidad no resultaba del todo simétrica.
“Los cepillos empezaron a rayar los coches y reponerlos implicaba importarlos. Además, la gente empezó a verlo como un mal sistema y dejó de utilizarlo”, explica Daniel Rodríguez, gerente administrativo de la Cámara Argentina de Lavado Automático y Manual de Autos (CALAMA).
Como consecuencia, hoy se debe considerar al lavado de autos como un negocio manual. El negocio envuelto en un sector complicado, según explica Rodríguez, “porque la mayoría tiene personal en negro y entonces no quieren figurar en ningún lado; es un gremio que tiene todo debajo de la alfombra”.
De acuerdo con los datos de Calama, entre la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires existen alrededor de 800 locales del ramo.
A medida que pasaron los años, los lavaderos fueron encontrando formas de reinventarse para no perder su lugar en el mercado. Así fue como surgieron cadenas como Mondrian, que ofrecen a su público “lavados artesanales”, enfocándose en los clientes y el tiempo de espera que padecen mientras lavan sus autos.
Pero en tiempos de crisis, “No hay forma de compensar. Si la gente no va a lavar el auto, tampoco va a ir a tomar café”, opina el directivo.
“El precio de un lavado depende obviamente del tipo de auto. Para uno común, el valor está entre los $270 y $300, mientras que para las camionetas la base está en $350 y escala según el tamaño”, asegura Luciana Luna, encargada del local “Lava Autos” en la avenida Díaz Vélez. Todos estos precios no incluyen la limpieza de tapizados.
El gremio que tiene todo debajo de la alfombra convive también con un alto nivel de competencia: los lavadores a domicilio.
“No te va a dar una factura ni loco, no pagan impuestos, no pagan tarifas y no cumplen con la reglamentación de residuos, que requiere de un gasto importante para los lavaderos”, comenta Rodríguez.
Pero la gran competencia que está cerca de enfrentar los lavaderos no es más que el agua. Un recurso escaso, cuya falta hoy afecta a cuatro de cada diez personas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las famosas máquinas automáticas de lavado gastan entre 250 y 300 litros de agua por cada auto, las mangueras de agua a presión entre 50 y 75 litros. El mayor consumo está en quienes lavan el auto en sus casas, pensando que ahorran, cuando en realidad gastan alrededor de 500 litros de agua, según la Fundación Ecología y Desarrollo.
Frente a esta situación, existen algunos emprendedores que demuestran un nivel de concientización ambiental y ofrecen nuevas soluciones para el lavado de autos. La aplicación Loops funciona con un esquema similar al de Uber. Conecta lavadores con personas que quieran lavar su auto.
Utiliza un sistema de lavado en seco con fórmulas biodegradables que encapsulan la suciedad y la elevan a la superficie del auto, donde se remueve con una microfibra que no raya el auto ni arruina la pintura. La app fue lanzada en México en 2017 y su creador, Kuthumi Palma, busca presentarla en la Argentina durante el 2019.
FUENTE; IPROFESIONAL.COM 28/10/2018