A estas alturas del partido, a nadie se le puede ocurrir que cualquier esfuerzo que se haga para disminuir los accidentes viales es bienvenido. Todas
A estas alturas del partido, a nadie se le puede ocurrir que cualquier esfuerzo que se haga para disminuir los accidentes viales es bienvenido. Todas las leyes, normas o disposiciones que contribuyan a un tránsito más ordenado y seguro deben ser bien recibidas y acatadas por todos.
En definitiva, la esencia de las leyes implica una pequeña renuncia personal de cada uno para beneficio de la mayoría.
Cuando se analizan las causas más comunes de los accidentes de tránsito aparece, por supuesto, la negligencia de los conductores en primer término. Pero otro aspecto esencial es, sin duda, las condiciones de funcionamiento de los vehículos.
Una manera de garantizar ese último punto es mediante la verificación técnica vehicular (VTV). Ese chequeo, que comprende la revisión de aspectos mecánicos esenciales y la emisión de gases contaminantes, es obligatorio desde hace tiempo en la provincia de Buenos Aires.
En ese distrito es obligación realizarla de manera anual para todos los automóviles particulares de más de dos años. En el caso de vehículos de transporte de pasajeros debe hacerse anualmente a partir de los seis meses del vehículo hasta los dos años, y para modelos de más de dos años la obligación es asistir semestralmente a la VTV. Obviamente, el chequeo no es gratuito y cuesta unos 200 pesos para vehículos livianos y 360 para los de más de 2500 kg.
El problema no es la VTV, sino la forma discriminatoria en que se controla su cumplimiento.
Muchos automovilistas tienen la sensación que sólo se exige en las rutas turísticas, mientras que en el resto de la provincia de Buenos Aires, en especial en el segundo y tercer cordón del Gran Buenos Aires, circulan modelos viejísimos y destartalados, sin luces y contaminado todo a su alrededor, a la vista de las autoridades y a plena luz del día sin que nadie los detenga o les pidan la VTV al día.
Es entonces cuando se sospecha que detrás del supuesto cuidado de la seguridad vial se esconde un gran interés recaudatorio
FUENTE: LANACION.COM 09/02/2013