Días atrás, el flamante jefe de Gabinete de la era "post Moreno", Jorge Capitanich, había dejado en claro que, en esta nueva etapa, se cuidarían los d
Días atrás, el flamante jefe de Gabinete de la era «post Moreno», Jorge Capitanich, había dejado en claro que, en esta nueva etapa, se cuidarían los dólares para destinarlos a importaciones esenciales y no para que los argentinos disfruten de los bienes de lujo.
Dado que cada dólar que se destina a la compra de autos o tecnología o para que más personas hagan turismo en el exterior, es un dólar menos para financiar la compra de, por ejemplo, energía, el Gobierno comenzó a trabajar en un plan tendiente a cuidar los billetes verdes.
En un contexto de extremas urgencias, con un Banco Central bajo la línea de fuego por el derrumbe constante de las reservas, el nuevo equipo económico, con Axel Kicillof a la cabeza, puso primera tras anunciar el envío de un proyecto a la Cámara de Diputados para modificar la ley de impuestos internos sobre determinados bienes suntuarios.
¿El objetivo principal? Ponerle fin a la «fiesta» de subsidios a los autos importados, que vienen batiendo récords de ventas, con más de una decena de marcas viviendo el mejor año de su historia en la Argentina en materia de patentamientos.
Sucede que las automotrices, hasta ahora, están accediendo al mejor tipo de cambio disponible en el país: el oficial, dado que pueden importar unidades al deseado valor de $6 «y monedas» que fija el Banco Central.
Sin embargo, este boom de autos de alta gama tiene los días contados. Básicamente porque el proyecto, como se sabe, plantea subir la alícuota del impuesto del 10% actual a un 50% para aquellos vehículos que -a «precios de fábrica»- tengan un valor de más de $170.000, es decir, sin considerar el IVA o la ganancia de las concesionarias.
Claro que el proyecto tiene una «trampita» no menor y que significará un calvario para gran parte de las marcas de la Argentina que sólo se nutren con 0Km importados: la tasa efectiva que deberán abonar las compañías, de prosperar esta iniciativa, no será del 50%, sino de exactamente el doble, es decir, de un contundente 100%.
Esto, en la práctica, advirtieron tributaristas a iProfesional, equivaldrá a que el dólar para ingresar vehículos de lujo al país pase a ser de $12 y no de $6 como en la actualidad.
Así las cosas, si la noticia de una alícuota del 50% había caído como un balde de agua fría para muchas multinacionales y licenciatarias, este «detalle técnico» que encierra la futura normativa que ya está en Diputados, implicará que muchas de ellas deban reevaluar sus planes de negocio en el país.
La radiografía de la «trampita»
Al establecer en 50% la tasa nominal de Impuestos Internos para automóviles que, a precios de fábrica, valgan más de $170.000, el Gobierno no hace otra cosa más que duplicar el valor del dólar al cual se ingresa el vehículo.
Esto es así ya que la naturaleza del Impuesto Interno es diferente a la de los demás. Puntualmente, la diferencia radica en que dicho impuesto forma parte de la base para calcular el propio tributo, generando que la tasa expresada en el proyecto de ley (50%) pase a ser en realidad del 100%.
La «cuentita» que amargó la fiesta de las automotrices funciona de la siguiente manera: la alícuota efectiva es igual a la tasa nominal, multiplicada por cien sobre cien menos la tasa nominal (tasa efectiva =(tasa nominal por 100)/(100 – tasa nominal).
Así las cosas, un automóvil que es importado por una empresa a u$s28.000, está ingresando al país a unos $170.240, que resulta de aplicar el tipo de cambio oficial de $6,08.
Paralelamente, el impuesto que surge de la tasa efectiva de Impuestos Internos, según el nuevo proyecto de ley, no será de $85.120 (50% del valor anterior), sino que equivaldrá al valor del auto: $170.240.
De modo que a esta automotriz el mismo 0Km pasará a costarle $340.500.
Así es como que, de cierto modo, la compañía comenzará a operar con un tipo de cambio equivalente a los $12,16 a la hora de ingresar una unidad que supere el tope fijado por el Gobierno.
Y esto, lógicamente, se trasladará a los precios de lista exhibidos en las concesionarias. Es decir, lo terminará abonando el potencial comprador.
Esto supone un mazazo a las aspiraciones de los argentinos que estaban subiéndose al boom de vehículos importados que, en términos relativos, fueron quedando cada vez más baratos en pesos, de la mano de un dólar subsidiado.
Así, de aprobarse el proyecto, todas las fuentes consultadas por este medio coincidieron en que implicará el fin de la «fiesta» para numerosas marcas, especialmente aquellas cuyo portfolio se nutre de vehículos tope de gama.
Y, en consecuencia, significará el fin del sueño de muchos «clase media» que, con dólares en mano que posteriormente eran vendidos en el blue, o gracias a los planes de cuotas en pesos y a tasas fijas, se habían dado el gusto de subirse a un importado.
¿Cómo pegaría esta nueva normativa en los precios? El siguiente ejemplo permite cuantificar el impacto, de mantenerse sin cambios la iniciativa oficial y los márgenes de ganancia de las concesionarias:
• En la actualidad, un Audi A3 1.8 TFSI se vende a u$s40.000, lo que equivale a unos $243.200.
• ¿Cuánto pasará a valer tras la aprobación de la iniciativa anunciada por Capitanich? Cerca de $457.000.
• Esto implica que, de un día para el otro, el valor de este vehículo se habrá incrementado la friolera de… $214.000.
• Es decir que para muchos modelos importados comenzará a regir la regla «un auto (casi) al precio de dos».
A comprar antes de que se acabe
Cuando desde el Gobierno se echan a correr rumores y luego, estos mismos son validados con un anuncio como el que realizó Capitanich, se preveía que iba a ocurrir lo que finalmente terminó sucediendo: un verdadero «efecto manada», protagonizado por miles de argentinos que salieron a buscar, a toda costa, la última «tajada» de lo que queda del dólar oficial.
Ante la inminencia de la aplicación de la nueva alícuota, que comenzaría a regir el 1° de enero próximo, varios concesionarios fueron testigos en estos últimos días de un aluvión de interesados, intentando cerrar operaciones a último momento para acceder, por última vez en mucho tiempo, a un auto de alta gama «subsidiado».
Los teléfonos de las agencias explotaron, y colmaron las casillas de mensajes de los celulares de los gerentes de ventas. Incluso, en algunos locales de Capital, se vieron colas de clientes para ser atendidos.
«La gente quiere comprar lo que sea antes de que salga la medida. Nunca nos pasó tener filas de particulares en varias concesionarias, queriendo señar lo que encuentre», reconocía a este medio un directivo de una marca premium.
Apenas se comenzó a rumorear que los autos de alta gama serían alcanzados por un impuesto más elevado, los consumidores quisieron cerrar en cuestión de minutos aquellas operaciones que estaban en marcha o iniciar de cero la compra de un 0Km para hacerse del bien antes de la suba de precio.
Gerentes y responsables de ventas confirmaron a iProfesional que fueron testigos de una «desesperación» como hace tiempo no se vivía.
Desde un concesionario oficial de Mercedes Benz destacaron que «la previa al inicio del fin de semana largo fue un caos».
Allí, por ejemplo, privilegiaron el cierre de operaciones de aquellos compradores que eran clientes habituales, rechazando por completo a los «paracaidistas» que llegaron al lugar para aprovechar uno de los modelos antes de la suba de precios.
El boom de consultas fue tal que ni siquiera se tomaron usados como parte de pago y la mayoría de las operaciones fueron de contado.
Al mismo tiempo, en un concesionario Audi de Capital, optaron por vender los modelos con un 20% de aumento, aún cuando no se conocía el proyecto oficial. Así y todo, se quedaron sin unidades.
El problema del faltante de stock se convirtió en una variable que no hizo más que agregarle presión a unas jornadas de por sí cargadas de ansiedad.
Y este escenario no sólo se dio por la presión de la oferta, sino que son las propias automotrices las que están «retaceando» unidades a la espera de que se efectivice la medida oficial, de modo de evitar caer en un pésimo negocio financiero.
Desde una agencia que comercializa autos premium, un ejecutivo de cuentas confirmó que el titular (previendo que esto iba a pasar) meses antes ya se había estockeado de autos.
¿Qué hizo ahora? Dejó de vender y su estrategia es la de esperar para hacerlo una vez que la nueva iniciativa oficial esté vigente para así sacar una buena diferencia.
Así las cosas, algunas marcas están comunicando a sus clientes que, para algunos modelos, recién habrá unidades disponibles para marzo de 2014.
En otra concesionaria BMW, por ejemplo, ya no disponen de ninguna versión del Serie 1, Serie 3 o de la X6 «hasta nuevo aviso».
Y si bien está la posibilidad de reservar una unidad, como no se puede cerrar el precio en pesos, prácticamente ningún cliente está dispuesto a correr el riesgo de quedar atado a una operación cuyo valor puede dispararse.
Impacto en el sector
En el caso de las marcas de alta gama, salvo algunos modelos puntuales, la aplicación de esta alícuota les pega de lleno en su portfolio si se considera como punto «de corte» un precio promedio al público cercano a los $238.000, valor a partir del cual comenzaría a regir la aplicación de la alícuota.
Así las cosas, los vehículos de BMW estarían alcanzados en su totalidad por la medida, de modo que será una de las marcas más castigadas por la iniciativa oficial. Sólo lograría salvar del «vendaval» apenas dos versiones de su otra marca, Mini Cooper.
En el caso de Audi, a los precios actuales, sólo quedarían fuera de la alícuota cinco versiones entry level de su chico A1 y tres versiones ya discontinuadas de su A3. El resto de su portfolio entra de lleno en el ojo del huracán.
Entre las marcas generalistas, en tanto, el impacto será mucho menor, dado que únicamente los modelos de más alta gama se verán afectados.
Una de las complicadas será Volkswagen, que verá cómo su camioneta Tiguan, el deportivo Scirocco, el Passat y cuatro versiones de un total de 12 del Vento recibirán el «mazazo tributario».
En el caso de Peugeot, el golpe correrá por el lado de sus vehículos tope de gama como el 508, el 5008, la SUV 3008 y las dos versiones más exclusivas y deportivas del 308, modelo de fabricación nacional. Sin embargo, contará con otras 10 que quedarán fuera de la medida.
Esto implica que algunas marcas con presencia fabril a nivel local podrán ver afectada una unidad de negocios chica pero rentable como es la alta gama.
Sin embargo, cabe destacar que casi ningún modelo de fabricación nacional se vería alcanzado por la medida, uno de los objetivos que se fijó el Gobierno al redactar el proyecto.
Únicamente afectaría, a los valores actuales, a las dos versiones mencionadas del Peugeot 308 y a la Toyota Hilux SW4, la camioneta de alta gama para pasajeros.
Como contrapartida, el resto de las llamadas generalistas estará de «festejo». Y en este sentido es importante aclarar que «importado» no es sinónimo de impuesto, dado que hay marcas del exterior que no tendrán ningún vehículo bajo las «garras» del tributo.
Tal es el caso de la china Chery, que ingresa todas sus unidades con sello «made in Uruguay» y cuyos precios corren bien por debajo del nuevo tope que quiere imponer el Gobierno.
Ahora bien: ¿tendrá impacto concreto una medida de esta naturaleza? Mejor dicho: ¿esto se traducirá en menos dólares para importaciones y más divisas para recuperar las reservas del Central?
Lamentablemente para las aspiraciones oficiales, esta movida estará lejos de implicar un gran ahorro de billetes verdes.
Y esto se debe a que los vehículos alcanzados por la futura ley no suponen más del 6% de todos los patentamientos que se realizan cada año en la Argentina, lo que equivale a cerca de 50.000 vehículos.
El nicho que se vería impactado por la medida oficial no implica más de u$s1.400 millones en importaciones anuales. De modo que, para los expertos, el Gobierno podrá ahorrar, previendo un desplome de patentamientos de al menos el 50% a partir de los nuevos valores, apenas unos u$s700 millones.
A primera vista no es una cifra que le vaya a garantizar más holgura de dólares.
Para algunos, la lectura es que por algún lado tenían que empezar. Otros dirán que «peor es nada» y que cada centavo de dólar suma. Mientras que hay quienes, viendo que las urgencias continúan, suponen que esto es apenas un «aperitivo» y que, una vez que Kicillof vaya sintiéndose cómodo en su puesto, habrá más novedades.
FUENTE: IPROFESIONAL.COM 26/11/2013