El auto argentino ideado por Roberto Lavagna y desarrollado por Franco Macri

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El auto argentino ideado por Roberto Lavagna y desarrollado por Franco Macri

Roberto Lavagna, ex secretario de Industria y Comercio de la presidencia de Raúl Alfonsín, quiso impulsar las ventas de autos y lo hizo ideando un mod

Roberto Lavagna, ex secretario de Industria y Comercio de la presidencia de Raúl Alfonsín, quiso impulsar las ventas de autos y lo hizo ideando un modelo de producción local, denominado «Vehículo de Alta Eficiencia».

El objetivo era tener un modelo que le brindara movilidad a la «clase media baja».
Fue el empresario Franco Macri quien tomó la iniciativa de Lavagna y presentó en la Exposición Rural 1985 un prototipo llamado Fiat VAE. Era un Fiat 127 despoque se caracterizaba por sus reposeras de caños y lonas en la cabina, en lugar de butacas convencionales.

El desarrollo lo hizo Sevel, empresa del Grupo Socma, en El Palomar, tal como relata el sitio especializado autoblog.com.ar.
El Fiat VAE nunca llegó a la producción, pero fue la base para crear dos de los autos populares más vendidos por Sevel, los Fiat Brio y Vivace.
El diseñador industrial Luis Trucco rescató de sus archivos el folleto oficial del Fiat VAE publicado por Sevel y escribió para Autoblog sobre el modelo.

«Era algún momento de 1987 -en mis jóvenes épocas en que concurría a Ciudad Universitaria para transitar el burocrático ingreso a la UBA a través del archi conocido CBC (Ciclo Básico Común), cosa que hacía, a veces en bicicleta y otras a dedo- en esta última modalidad nos levanta, junto con un amigo, un joven manejando un auto que había visto hacía tiempo en La Rural (para los que nos gustan los autos, era una suerte de salón del automóvil), perdido en un sector perimetral del stand de Sevel, y -si mal no recuerdo- en el mismo año en que se presentó el Regatta: este sí, en el centro de la escena, y con todos los cañones apuntados a él, en una suerte de robot que lo movía en el aire y le abría y cerraba las puertas, capot y baúl, cual OVNI flotando en el limbo», cuenta.

Y sigue en su relato para el medio especializado de Carlos Cristófalo:
Dicen los eruditos que, para conocer bien un hecho, hay que situarlo en su correspondiente contexto. Desde ya, en la industria automotriz pasa lo mismo y para introducir a dicho auto, voy a hacer una ligera aproximación al momento.
Para mediados de los ‘80, la vuelta de la democracia era un camino que recién se empezaba a recorrer. Después de la guerra de Malvinas, nuestras relaciones internacionales tenían ciertas limitaciones. Nuevamente las importaciones estaban cerradas y estas pampas estaban, una vez más, en crisis (de más está decir que las seguimos repitiendo con frecuencia apabullante, pero eso sería motivo de otro artículo), lo que hacía brotar toda clase de peripecias para tratar de paliarlas.
Si no estoy muy equivocado, para ese momento (calculo que estamos transitando 1985) el secretario de Industria y Comercio era un tal Roberto Lavagna, y solicitó a las empresas automotrices la creación de vehículos populares, a precios accesibles, que pudieran reactivar un poco las bajas ventas del rubro (no hace falta aclarar que hubo varios planes según los distintos gobiernos para dicho fin, Plan Canje, Auto Económico de Pronello, Plan Moreno, JuniOK, etcétera).
Ahí es donde se empiezan a barajar ideas, por parte de las industrias: «Abarrotemos y dejemos pelados los modelos conocidos» (obviamente mucho más fácil y barato que hacer algo nuevo), «pidamos reducción de impuestos» (siempre excesivos, si hablamos de ruedas), y, por parte del correspondiente gobierno, «veremos qué podemos hacer».
La parte de abarrotar se cumplió, la de bajar impuestos, la dejamos ahí.
Fue así que conocimos los Fiat Brio, Dodge 1500 Básico y Renault 12, para citar a los más conocidos. Eran «base» hasta lo vergonzoso, pelados estilo Kojak, de calidad paupérrima y demás virtudes, lo que se dice lo menos de lo menos.
Pero siempre se puede un poco menos todavía. Después del pedido de la Secretaría de Industria, Sevel presentó la propuesta del Fiat VAE, acrónimo del pomposo nombre de «Vehículo De Alta Eficiencia» (por favor, que las sonrisas sean discretas).
La imagen del mismo la terminamos conociendo en el Brio, que no era otra cosa que el casco, plataforma y suspensiones del 147/Spazio, pero con el frente del 127 brasileño, para la mecánica recurrieron al ágil, económico y confiable 1.100cc de larga trayectoria en la marca y el interior… «sacale todo y vemos».
Retomando ese momento de 1987, en que me levantó haciendo dedo un VAE, como gustoso de los autos y estudiante de Diseño Industrial, me dediqué a ver un poco el panorama desde las entrañas mismas de la célula habitable.
Entrando al «living», el tablero nos recibía con lo mínimo: teclas de luces de giro en el mismo (con las dos activadas eran las balizas), la manija del calefón de la abuela en el medio, y eso era todo, pero las perlitas venían más atrás, justo donde el conductor reposaba su anatomía: había dos reposeras, sin apoya cabezas ni cinturones. No puedo asegurarlo, pero creo que las mismas no se desplazaban hacia adelante y atrás (nadie va a negar la comodidad de unas buenas reposeras, pero, a nivel seguridad mínima esto se quedaba muy corto).
Y, como si esto fuera poco, y al mismo precio, el asiento de atrás había desaparecido, esperando ser un opcional al momento de la comercialización. Efectivamente, había que sentarse sobre la chapa, que -sobre su prolija pintura- traía una finita alfombra de goma que cubría parte de su existencia. Eso era todo lo que había.
Un detalle que me llama la atención, a más de 30 años de la aventura, es que en el folleto del fastuoso bólido, en lugar de ser notablemente publicitario, hace más hincapié en la solicitud de la Secretaría, el público al que debería ir dirigido y otros detalles del contexto antes que sobre el auto en sí, al que -estimo que por motivos de marketing- lo tratan de posicionar en el Segmento A, separándolo del Fiat Spazio, al que lo sitúan como Segmento B, aclarando el origen de la matricera y otros puntos (personalmente le hubiera dejado la trompa del 147, distinta del ya presente Spazio y, a mi gusto más linda, pero seguramente tendrían las suficientes razones empresariales para hacerlo así) .
«Claramente, mi memoria tiene algunos espacios poco definidos, por lo que me acuerdo que era clarito, pero no el color exacto. Y, al desconocer cuantos «prototipos» se hicieron, no sé uno de cuantos era, ni las condiciones con las que se puso en circulación pública», dice el experto.
«Solo sé que, gracias a ese viaje entre Av. Del Libertador en Olivos y Av. Lugones a la altura del Monumental (cuando para cruzar había un semáforo a botón y no un puente) puedo decir que tengo la inestimable suerte de poder decir: Yo viajé en un VAE», finalizó.

FUENTE; IPROFESIONAL.COM 22/10/2019