Escasean autopartes de todo tipo y la lista de componentes que no se consiguen crece día a día. Desde concesionarias y talleres afirman que es muy dif
Escasean autopartes de todo tipo y la lista de componentes que no se consiguen crece día a día. Desde concesionarias y talleres afirman que es muy difícil trabajar en las actuales condiciones. El problema de varias marcas y efectos colaterales.
A la hora de comprar un vehículo, los futuros propietarios suelen analizar numerosas variables antes de desembolsar su dinero, desde las más simples -tales como las opciones de color, consumo de combustible y nivel de equipamiento-, hasta las más complejas -como la relación entre el precio, la calidad y el nivel de prestaciones que ofrece una unidad determinada-.
En la decisión de compra también suelen pesar otros factores que exigen más investigación por parte de los potenciales compradores, como los precios de reventa de un modelo o si se trata de un auto «tallerista», es decir, si a nivel mecánico suele presentar fallas que redunden en una serie de gastos mayores a los calculados inicialmente.
Al momento de sacar la calculadora, a este combo de variables también se suelen sumar datos no menores, como el costo del mantenimiento y el valor de las autopartes en el mercado de reposición.
La novedad es que, en el actual contexto en el que las restricciones a las importaciones se potencian mes a mes, aquellos que evalúen la compra de un 0Km o de un usado seminuevo, deberán sumar una variable crítica al decidir la compra de un vehículo: la normal disponibilidad de repuestos para hacer frente a determinadas eventualidades.
En efecto, con el objetivo de cuidar aun más el colchón de dólares, el Gobierno incrementó los controles aduaneros e implementó una suerte de «corralito automotor» que está dejando a los talleres mecánicos y concesionarios oficiales sin autopartes y, por lo tanto, a muchos propietarios directamente sin la posibilidad de poder reparar sus vehículos.
Tras un extenso relevamiento, representantes de terminales, agencias y cámaras autopartistas, confirmaron a iProfesional.com la gravedad de este problema que está generando demoras de entre dos y cuatro meses de demora en la reparación de varios modelos de vehículos por falta de piezas, que no pueden ser ingresadas al país por las restricciones impuestas por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.
Guardabarros, paragolpes, ópticas, llantas, capots, parrillas, cajas de cambio, partes de motor, amortiguadores, frenos, airbags, radiadores y semiejes, son algunos de los componentes de un amplio abanico de faltantes y que están generando que arreglar un choque sea hoy una gran odisea y que el auto deba «dormir» durante semanas o meses detrás de la persiana de un taller.
Un dato clave es que este flagelo pega tanto entre modelos de marcas importadas y nacionales. Y lo que es más preocupante: no se trata de unidades viejas o discontinuadas, sino que es un problema generalizado que alcanza a vehículos recién sacados de los concesionarios.
En gran medida, esto obedece al «talón de Aquiles» de esta industria: el altísimo contenido de partes y piezas del exterior y la baja participación de los componentes nacionales a la hora de ensamblar un auto.
Un alto directivo de una cámara autopartista y que pidió estricto off the record, explicó a este medio que «calculamos que apenas el 25% de las autopartes de un vehículo fabricado en el país son argentinas. El resto es todo importado. Por eso, cuando el auto tiene que entrar a un taller, esta brecha es determinante y explica por qué hay tantos problemas para reparar cualquier vehículo».
A esto se suma un factor no menor: 6 de cada 10 unidades que se venden en la Argentina son mayoritariamente brasileñas. Por lo tanto, cualquier freno en la frontera indefectiblemente impactará en el normal aprovisionamiento de aquellas autopartes que son fundamentales para varios de los modelos más patentados en el mercado interno.
Sin stock y con largas demoras
Guillermo Dietrich, concesionario oficial de Volkswagen y Ford confirmó a iProfesional.com que «todas las marcas en general están muy complicadas. Faltan todo tipo de piezas y esto perjudica a las agencias, talleres y propietarios. Las autoridades tienen que entender que hay un parque automotor de 9 millones de unidades que hay que mantener y reparar».
En su caso en particular, Dietrich destacó que «el año pasado llegamos a arreglar unos 45.000 vehículos y el faltante de piezas está generando una fuerte caída en el ritmo de actividad. Un día te falta un semieje, al otro no conseguís una válvula, después tal vez no hay pistones… es muy complicado trabajar así».
El directivo recalcó que en la actualidad «no se encuentran piezas pasivas, que no son críticas, como un asiento o una manija de puerta. Pero también faltan las llamadas activas, que son fundamentales para el buen funcionamiento del vehículo y para garantizar la seguridad de los ocupantes, como frenos, semiejes o partes del motor».
«No se puede corregir el déficit del sector privando al mercado de autopartes fundamentales», se quejó Dietrich.
En el área de repuestos de una de las sucursales que la agencia Espasa posee en la Ciudad, uno de los responsables confirmó que «nos están faltando numerosas piezas del Vento, desde partes del chasis hasta componentes del motor».
Sin embargo, aseguró que «las mayores complicaciones las estamos sufriendo con la Suran, especialmente con la línea nueva. Ahí, antes que preguntar qué falta, mejor es consultar qué tenemos. Hay clientes nuestros que sufrieron un par de choques y no pueden arreglar sus vehículos porque no hay stock de piezas, que vienen casi todas desde Brasil».
En la misma línea, desde un concesionario porteño de Guido Guidi -que también trabaja la línea Volkswagen- enumeraron los faltantes: «no tenemos guardabarros, parrillas, ópticas, faros antiniebla, rejillas, capot y algunas llantas».
Uno de los ejecutivos de cuentas aseguró que «se nos están acumulando clientes que hace casi dos meses sufrieron un choque y no pueden retirar su auto terminado porque no se consiguen repuestos», para luego agregar que «cada mes y medio el Gobierno le libera a la terminal entre 20 y 30 contenedores y desde ahí distribuye entre concesionarios y talleres oficiales. Pero es una lotería y a veces no llega todo lo que necesitamos».
En la agencia International Motors, que comercializa vehículos Hyundai, uno de los encargados del área de repuestos confirmó que «todos los concesionarios estamos en la misma situación: falta casi todo y no sabemos cuándo el Gobierno le va a autorizar a la compañía a ingresar alguno de los siete contenedores que tiene frenados. A nosotros desde febrero que no nos llegan piezas nuevas. Por eso prácticamente no hay nada para modelos como el i10 o el i30, los más vendidos de la marca».
«Nos faltan guardabarros, llantas, radiadores, partes de motor… es un desastre. Hace poco terminamos de reparar una Tucson a la que se le había roto la caja automática y estaba parada desde diciembre, más de cuatro meses. Ahora es muy común que haya demoras de más de dos meses», aseguró en diálogo con iProfesional.com.
En el caso de Nissan, un representante de Osvaldo Antelo SA, que recientemente inauguró el primer centro de servicios modelo de la firma en la Argentina, aseguró a este medio que «la marca tiene parado un contenedor en la Aduana y hace dos meses que no está entregando repuestos, ni siquiera filtros de nafta».
«Tenemos propietarios de X3, Tiida y Murano que tienen el parabrisas rajado o roto y no lo pueden cambiar porque no hay stock», agregó, para luego destacar que también «faltan guardabarros, cajas y ópticas, entre otras cosas».
En el caso de la asiática Kia, las dificultades son igual de graves: desde una de las sucursales de Car Bureau, en la avenida San Martín, uno de los representantes aseguró que «no estamos pasando una buena situación. Falta de todo. Sabemos que la marca tiene 9 contenedores frenados en la Aduana. Nosotros no estamos recibiendo repuestos desde noviembre del año pasado y tenemos varios autos de clientes parados desde hace meses porque no podemos finalizar ningún trabajo».
En el caso de las marcas de alta gama, como BMW, también hay complicaciones a la hora de reparar o mantener el vehículo. Desde una concesionaria porteña ubicada sobre Avenida del Libertador, un representante aseguró que «antes tenías una rotura o un choque y se podían traer los repuestos en una semana desde Alemania o Austria. Ahora, fácilmente hay que enfrentar demoras de más de 40 días. Incluso, hace poco tuvimos el caso de un cliente que había chocado y le explotaron los airbags y tuvo que esperar tres meses hasta poder tener el auto en condiciones».
Efectos colaterales del «corralito»
En este contexto, todas las fuentes consultadas coincidieron en el creciente malhumor de los propietarios de vehículos y el impacto negativo que esto puede tener en la imagen de marca de las automotrices.
Al respecto, Dietrich sostuvo que «Volkswagen y Ford están haciendo un enorme esfuerzo administrativo y logístico para que esto vuelva a la normalidad. Pero es un hecho que la gente está muy preocupada por los faltantes y es común que se disgusten cuando no encuentran los repuestos que necesitan y tengan que tener el auto parado durante un buen tiempo».
Por su parte, Marcos Ferrario, economista de la consultora Abeceb, coincidió en que «las empresas suelen cuidar mucho el servicio de post venta, porque de esto depende que un cliente se mantenga en la marca. Una mala experiencia es un aspecto crítico para una terminal. Por eso el problema de las limitaciones de repuestos es un gran dolor de cabeza para las compañías del sector».
Sin embargo, uno de los efectos colaterales más preocupantes que generan los faltantes va más allá del mal humor que puede provocar el hecho de no encontrar una pieza buscada. Y está vinculado con el crecimiento de los robos tanto de componentes como de vehículos, para su posterior desguace.
En este contexto, desde Rosario, el presidente de una de las principales empresas autopartistas del país y que pidió estricto off the record, aseguró que «al faltante por el cierre a las importaciones se agrega un elemento más y es que algunos distribuidores que tienen algo de stock están remarcando los precios. Todo esto va a terminar generando un incremento en los robos de vehículos».
«Cuando una pieza no ingresa y no hay un equivalente de producción nacional, el sustituto pasa a ser la misma pieza pero robada. Eso es lo lamentable. Basta con mirar las estadísticas: de los diez vehículos más sustraídos, seis no se fabrican más. Esto es una clara muestra de que cuando empiezan a faltar repuestos se acelera la sustracción de autos», disparó el directivo.
En este contexto, el representante del concesionario de BMW coincidió en que «los robos de llantas no paran de crecer. Esto le genera un doble problema al propietario: tener un gasto extra o perder tiempo en las gestiones con el seguro, y paralelamente, tratar de encontrar el modelo que necesita».
El Gobierno, con la calculadora en mano
Según Dietrich, la falta de autopartes en el mercado doméstico obedece «a un combo de instrumentos: las licencias no automáticas por un lado, y las declaraciones juradas anticipadas de importación por el otro».
Pero, ¿por qué el Gobierno se la «agarró» con los repuestos? Según Ferrario, de Abeceb, «el comercio de autos fue superavitario para la Argentina. Es decir, la diferencia entre importaciones y exportaciones resultó favorable en u$s1.230 millones».
Sin embargo, «en autopartes el país es sumamente deficitario. El año pasado el rojo fue de u$s8.700 millones, un récord histórico. De ese total, u$s.5700 millones lo generaron las propias terminales. Por eso, los controles oficiales, si tienen que recaer en un sector, lo hacen en el de las piezas y componentes. Y es lógico que el faltante primero se haga evidente en el mercado de reposición y no en las fábricas, dado que esto último implicaría la paralización de los procesos productivos y un fuerte impacto en el empleo».
¿Y por qué el Gobierno refuerza los controles en este momento? Esto se debe a que, durante el primer cuatrimestre, mientras que las exportaciones de autos se desplomaron casi 20%, las ventas en el mercado interno crecieron 5%.
Esto significa que el mercado doméstico sigue demandando vehículos -nacionales e importados-, frente a un Brasil menos dinámico, un cóctel explosivo que, por un lado, terminaría borrando el superávit en el comercio de autos y, por el otro, apuntalando el déficit en autopartes, echando por la borda el plan oficial que obliga a que todas las empresas del sector equilibren sus números.
FUENTE: IPROFESIONAL.COM 08/05/2012