Automotrices invertirán en Brasil 12 veces más que en Argentina

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Automotrices invertirán en Brasil 12 veces más que en Argentina

En lo inmediato, y con el foco puesto exclusivamente en el corto plazo, la industria automotriz nacional está atravesando un momento positivo por fact

En lo inmediato, y con el foco puesto exclusivamente en el corto plazo, la industria automotriz nacional está atravesando un momento positivo por factores que son, paradójicamente, negativos para la economía local.
En efecto: en la actualidad se patentan autos «como pan caliente» dado que no existen interesantes alternativas de inversión o de resguardo y porque hay un cepo cambiario que no permite a los argentinos dolarizar sus ahorros al tipo de cambio oficial.
Además, se está dando un boom de ventas de autos importados porque hay un feroz atraso cambiario que hace que cualquier producto atado al valor del BCRA quede «barato» en comparación con el blue.
Y, paralelamente, tal como vienen señalando desde las cámaras sectoriales, hay argentinos que están adelantando sus decisiones de compra, temerosos de que una eventual aceleración de la tasa de devaluación afecte su poder adquisitivo por un encarecimiento de los 0Km en términos de moneda local.
Así las cosas, las automotrices están proyectando un cierre de año muy positivo, con un crecimiento en el nivel de ventas y producción de entre el 5 y el 10 por ciento.
Son datos alentadores y que siempre son bienvenidos por el Gobierno, dado que este sector tiene la capacidad de impulsar las alicaídas estadísticas oficiales, considerando que, hasta 2012, esta rama de actividad explicó el 50% del crecimiento de la industria nacional.
El problema es que el éxito de la industria automotriz, es señalado por muchos economistas como el fracaso de algunas de las políticas económicas que lleva adelante la administración kirchnerista.
En definitiva, está visto que hoy por hoy, a medida que se dispara la demanda de autos 0Km, es porque existen otras variables que están jugando en contra.
Además, tal como se señaló anteriormente, este escenario de crecimiento es una proyección a corto plazo. Pocos analistas se atreven a señalar qué ocurrirá en 2014. En este contexto, uno de los puntos que más preocupación genera es el endurecimiento del clima de negocios que está llevando a que los anuncios de inversión en esta rama de actividad lleguen de a cuentagotas.
El contexto no ayuda: tras la partida de la brasileña Vale, que abandonó un faraónico proyecto por más de u$s6.000 millones, quedaron al desnudo los inconvenientes que le están trayendo a los capitales externos la suba de costos y la férrea política cambiaria, que impacta en dos niveles:
• Primero, para quien decida realizar un desembolso en el país, implica traer dólares que serán convertidos al tipo de cambio oficial pero con costos que se mueven al ritmo del blue.
• Segundo, el «cepo» también imposibilita el giro de utilidades. Y las empresas del rubro automotriz fueron las primeras en la lista en tener que comprometerse ante el Gobierno en no sacar un solo dólar de la Argentina.
Así, las trabas y limitaciones cambiarias, una brecha entre la cotización oficial y paralela que fluctúa pero que se mantiene elevada y la incertidumbre por lo que sucederá post octubre, le marcan la cancha a una industria que si algo necesita es justamente previsibilidad.
De hecho, desde el sector empresario, días atrás, el CEO de Fiat, Sergio Marchionne, aseguró que «uno de los grandes desafíos» que tiene la administración kirchnerista por delante es manejar su economía de forma más «entendible».
Por su parte, el presidente de una de las principales empresas autopartistas de la Argentina, con sede en Rosario y que pidió estricto off the record, alertó que «lo mismo que le pasó a Vale le está pasando a cualquier empresa. A las automotrices no las dejan girar dólares, si traen divisas se hace el cambio al oficial pero los gastos están en función del blue, hay trabas a las importaciones, nadie sabe qué va a pasar con el consumo el año próximo… es muy complicado atraer capitales con la actual coyuntura».
En tanto, desde San Pablo que «contrariamente a lo que pasa en la Argentina, el clima de negocios para las empresas hoy es muy favorable en Brasil y va a continuar siendo así. Las automotrices en ese país están invirtiendo mucho, es una carrera. Por eso, en esta rama de actividad, hoy la industria brasileña le está ganando 10 a 0 a la Argentina en competitividad».
Lluvia de inversiones
Lo que preocupa a los expertos es el mediano y largo plazo, es decir, las perspectivas que se abren para la Argentina, más allá del coyuntural boom de ventas de 0Km. Y en ese horizonte es donde asoma Brasil, el gigante regional que está recibiendo una «catarata» de anuncios de inversión.
No es para menos: días atrás, Luiz Moan, presidente de Anfavea, entidad que nuclea a las terminales del país vecino, anunció que los desembolsos pautados por las empresas del sector para los próximos cinco años, ya suman la friolera de 60.000 millones de reales, lo que equivale a unos u$s30.000 millones de aquí al 2017.
Se trata de un monto un 70% más elevado que el que las empresas del sector desembolsaron entre 2008 y 2012.
Según el directivo, de ese total, entre u$s6.000 y u$s7.000 millones se destinarán a proyectos de investigación de ingeniería -con el foco puesto en lograr una mayor eficiencia de combustible-, un volumen que consideró «inédito» en la historia de Brasil. Los más de u$s20.000 millones restantes se utilizarán para la radicación de nuevas plantas, ampliación de fábricas existentes y presentación de nuevos modelos.
Como contrapartida, en la Argentina, los anuncios de inversión que se realizaron públicamente no superan los u$s2.500 millones hasta el año 2015.
Esto implica que los desembolsos proyectados por las terminales en territorio brasileño son 12 veces superiores a los que realizarán las filiales en suelo argentino.
Si bien Brasil tiene un mercado interno más grande y la escala de las automotrices históricamente siempre fue mayor, los expertos señalan que se está dando una peligrosa tendencia: el hecho de que los anuncios de inversión sean 12 veces más elevados, cuando la diferencia de tamaño entre ambos mercados históricamente fue de 4 a cinco veces, marca cómo hay un país creciendo a tasas aceleradas y otro que va quedando resagado.
En la Argentina en general los anuncios están vinculados con la presentación de nuevos modelos y, en menor medida, con el aumento de capacidad, «en Brasil, se están inaugurando nuevas plantas y están desembarcando marcas que hasta ahora no habían tenido presencia en América latina, como sucede con las de origen asiático».
En la actualidad:

En el país vecino hay unas nueve fábricas de vehículos de pasajeros y comerciales livianos en construcción.
El número de plantas se elevaría a un total de de 25 en apenas dos años.
A esto hay que sumar unos siete nuevos establecimientos destinados a la fabricación de camiones, lo que llevaría el número total a unos 15.
De este modo, entre ambos sectores, Brasil contará, en los próximos dos años, con un total de 40 plantas.
A estas habrá que sumar las 18 fábricas de motores que estarán en funcionamiento hacia el año 2015.

Como contrapartida, en la Argentina existen unas 11 fábricas de vehículos y, por el momento, no está contemplada la construcción de nuevas instalaciones.
Esta gran expansión que está viviendo la industria automotriz en tierras de Dilma Rousseff, de la mano de los millonarios desembolsos, está disparando las proyecciones en cuanto a la producción de 0Km: se estima que de aquí a los próximos dos años, Brasil estará en condiciones de fabricar unos 6 millones de vehículos.
Como contrapartida, desde la administración K, aseguraron que se podrán producir en el país un millón de unidades si el viento sopla a favor.
De este modo, todo indica que la diferencia de tamaño entre la industria con sello brasileño respecto de la de Argentina, que actualmente es de 4,3 veces, podría aumentar un 40% en poco más de dos años, y esa distancia se ampliaría a 6 veces.
Para los expertos, esto claramente implica un riesgo, y es que Brasil, con la enorme capacidad instalada que pasaría a ostentar -y que lo ubicaría entre los tres principales mercados del mundo- podría comenzar un proceso por el cual, paulatinamente, vaya logrando el «autoabastecimiento» de su parque automotor, reemplazando así parte de las importaciones desde la Argentina.
De hecho, la industria nacional viene de cerrar un 2012 durante el cual perdió participación en el mercado brasileño, al pasar de «disfrutar» de un share del 11,3% a un nivel de apenas 8,9%, el más bajo de los últimos cuatro años.
El juego de las diferencias
En esta pulseada por sumar desembolsos, uno de los anuncios de inversión que más ruido hicieron en la región corrió por parte de Fiat, que comunicó la decisión de inyectar la friolera de u$s7.000 millones en Brasil hasta el año 2016.
El plan contempla terminar la construcción de una planta en Pernambuco, donde producirá unas 250.000 unidades anuales, y la ampliación de la fábrica de Minas Gerais, así como el desarrollo de nuevos modelos.
Por su parte, Volkswagen ratificó a fines del mes pasado un plan de inversiones por u$s4.300 millones. Dos tercios de esa cifra, confirmaron los directivos, se destinarán al desarrollo de nuevos productos, en tanto que el tercio restante tendrá como finalidad incrementar la capacidad de producción.
En lo que respecta a Ford, para el período 2011-2015, estará desembolsando unos u$s2.250 millones. Parte de esa cifra se está destinando a la modernización y ampliación de su fábrica de motores de San Pablo y a la construcción de una nueva planta en Bahía.
La expansión de Ford en Brasil es una realidad, dado que durante este año la marca estará presentando… 18 nuevos modelos en el mercado.
En tanto, desde PSA Peugeot Citröen ratificaron su plan de inversiones de u$s1.700 millones hasta el año 2015 que incluye ampliaciones de capacidad en su planta de Rio de Janeiro y la presentación de nuevos modelos.
Otra de las grandes es General Motors, que estudia construir una nueva línea de producción en una de sus fábricas de San Pablo, lo que le exigirá un desembolso de u$s1.250 millones.
En esta danza de millones también se destaca el anuncio de BMW, que destinará más de u$s500 millones para construir una fábrica que generará 1.300 empleos directos y que le permitirá alcanzar una producción de hasta 30.000 vehículos al año.
Sin embargo, la gran novedad sin dudas corre por el lado de las automotrices de origen chino: en la actualidad, de las 40 marcas que hay en el gigante asiático, al menos 10 mostraron interés por radicarse fabrilmente en territorio brasileño.
Entre ellas figuran BYD, Beijing Automobile Group, Changan, Jingbei, YTO y FAW.
Paralelamente, hay empresas chinas que en la actualidad ya están levantando plantas, como es el caso de JAC, que está avanzando en un plan de inversiones por casi u$s450 millones que le permitirá, hacia 2014, contar con una producción de 140.000 vehículos por año. O Chery, que está desarrollando un plan de negocios por u$s400 millones para producir 150.000 unidades en San Pablo, planta que entraría en funcionamiento a comienzos del año próximo.
«De concretarse un par más de proyectos de todos los que se están estudiando, las empresas chinas instaladas en Brasil en pocos años van a estar produciendo incluso más vehículos que los que actualmente exportamos desde la Argentina. Ahí tenemos un competidor peligroso para nuestra industria», disparó un directivo de una influyente cámara autopartista nacional.
En la misma línea, Segré alertó sobre la posibilidad de que la Argentina continúe perdiendo market share en el mercado vecino, a medida que entren en producción las nuevas plantas: «Las fábricas brasileñas se están manejando con más escala, menores costos y mayor productividad. Si no se hacen correcciones, lo que vamos a ver es que cada vez será más complicado exportar vehículos a ese destino».
«Actualmente, lo que impulsa a las terminales nacionales es el acuerdo bilateral con Brasil, que establece limitaciones al comercio bilateral. Sin ese pacto, las exportaciones de 0km argentinos serían muchísimo más bajas que los niveles actuales. Por eso es clave y relevante para el Gobierno kirchnerista evitar que se caiga este acuerdo que vence en junio y sin el cual entraría en vigencia el libre comercio», completó Segré.

FUENTE: IPROFESIONAL.COM 23/05/2013