Tras la escalada del dólar, el calendario parece haber retrocedido para la industria automotriz. El temor que invadió al mercado entre 2014 y 2015,
Tras la escalada del dólar, el calendario parece haber retrocedido para la industria automotriz.
El temor que invadió al mercado entre 2014 y 2015, cuando el impuesto interno alcanzaba cada día a un nuevo modelo, provocando saltos de precios, está regresando.
El Gobierno de Mauricio Macri había prometido eliminar esta medida apenas inició su mandato. Cumplió, pero a medias: por un lado, eliminó el primer escalón del tributo, que era el que afectaba a los 0Km de gama media. Sin embargo, decidió mantener la tasa del 20% para los vehículos premium.
De esta manera, para que un 0Km -sea importado o nacional- no se vea alcanzado por el gravamen, debe tener un precio de fábrica menor a los $900.000 de fábrica.
Caso contrario, cae en dicho tributo y se le aplica la alícuota del 20% (que pasa a ser del 25% al momento de hacerse efectiva), dejándolo fuera de carrera respecto de los modelos que logran zafar del impuesto.
Durante el kirchnerismo, esto había provocado todo tipo de distorsiones, dado que hubo automotrices que mantuvieron freezados los valores de varios modelos -aun a costa de perder rentabilidad-, con tal de que no sufran un sobreprecio. Otras, directamente optaron por discontinuar la comercialización de aquellas versiones alcanzadas.
Con la llegada del macrismo al poder, el problema parecía superado. Sin embargo, en el momento en que se conoció la decisión de no eliminar completamente el gravamen, hubo caras largas entre los empresarios.
Pero con un dólar que se mostraba estable, en el rango de los $18,50 y con una oferta de autos muy amplia, había muy pocos modelos que estaban realmente en riesgo de caer.
Sin embargo, la devaluación reinstaló el problema para las marcas, dado que está presionando sobre los precios de los 0Km. Así, más vehículos están volviendo a quedar al borde del «precipicio».
La preocupación ya fue trasladada por las automotrices a funcionarios del Gobierno, con quien tienen una buena relación y un canal de diálogo fluido, en un contexto en el que las marcas anunciaron inversiones por más de u$s5.000 millones para los próximos años y que las ventas se están recuperando, con proyecciones de acercarse al millón de unidades.
Con estas cartas a favor, el sector pidió que se tomen medidas urgentes, porque saben que el impacto del gravamen, aunque sea para los segmentos premium, termina generando fuertes distorsiones hacia abajo y altera los planes de comercialización.
Primera reacción
Mientras se esperan respuestas, lo primero que hicieron las marcas para evitar desfasajes fue volver a estudiar sus planes de lanzamientos.
En las gamas premium, las diferentes versiones de un mismo modelo pueden llegar a tener una brecha de hasta u$s20.000, según el nivel de equipamiento. Por eso es clave evaluar qué unidades traer y cómo ordenar la gama para el mercado argentino.
Sin embargo, la novedad este año es que la amenaza no llega solo para las marcas de lujo, sino que modelos tope de gama de marcas masivas están otra vez en riesgo.
El primer vehículo en la mira es uno de fabricación nacional: el SW4 de Toyota. Este SUV se ofrece en cuatro versiones, entre los $950.000 y los 1.260.400 pesos.
Mientras que muchas marcas hicieron hasta tres listas de precio en mayo, en el caso de la japonesa no remarcó sus vehículos. De esta forma, se espera que en junio el ajuste sea más fuerte de lo habitual.
Si eso se confirma, y sigue la tendencia del mercado (en promedio hubo retoques de 9%), el modelo más equipado de este SUV quedaría alcanzado por el impuesto.
Basta saber que, con solo un 7% de ajuste, la versión tope de gama del SW4 saltaría a $1.348.628 pero, por el efecto del impuesto, podría trepar hasta los 1.600.000 pesos.
La decisión está en manos de la marca. La opción es volver a la modalidad de «topear» los valores de sus autos.
Otra masiva con modelos comprometidos es Volkswagen, quien lanzó entre el año pasado y este varios modelos aprovechando la eliminación de la primera escala.
Por ejemplo, el Volkswagen Passat, que en 2017 marcó el debut en el país de la versión R-line, la más deportiva, ya sufre el impuesto y no está en la lista de precios. Lo que hizo la marca fue bajar 8% el precio del Highline, a fin de que no lo alcance el tributo, y pasó de u$s55.000 a 50.000 dólares. Hoy está al límite.
En el caso de Tiguan Allspace es otro de los productos que está al filo del gravamen. Este fue una de las grandes presentaciones de la marca en lo que va de 2018, ya que marcó el regreso de un SUV muy exitoso, importado de México.
Cuando se presentó, su impacto también fue importante por el precio de entrada de gama, dado que se convirtió en uno de los más competitivos de la categoría, con un valor de u$s38.000.
Sin embargo, la automotriz deberá estudiar bien los ajustes de precios, ya que con un dólar a $25 sus ventajas se licuaron. Por lo pronto, la versión más equipada está al límite del gravamen, con un precio de u$s50.840.
En el caso de Renault, este año también marcó el regreso de un modelo que se había dejado de comercializar en 2014, dado que justamente había sido alcanzado por el impuesto.
Se trata del Koleos, el SUV más grande de la francesa. Su presentación tuvo lugar a comienzo de este año, aprovechando la eliminación del tributo y siguiendo la buena racha de la marca, que viene ganando participación en el segmento con el Captur, el cual está teniendo un gran crecimiento en ventas.
Sin embargo, en la actualidad, la versión 4×4 más equipada alcanzó un valor de $1.090.000, tras sufrir una suba de 1,3%.
De esta manera, teniendo en cuenta que es un modelo importado extra Mercosur, con la devaluación de por medio y la suba del dólar, si en junio se ajusta más de un 8% ya saltaría la barrera tributaria.
Otro caso similar sucede en Peugeot, con los nuevos 3008 y 5008.
Los dos llegaron al mercado entre mediados del año pasado y el arranque de 2018, ocupando el puesto vacante que dejó el 4008, también discontinuado cuando se impuso el impuesto durante la época del kirchnerismo.
Son dos vehículos totalmente nuevos, los cuales dejaron de lado el diseño de monovolumen para convertirse en SUV.
Cuando fueron presentados, ambos productos estaban bastante por debajo de la amenaza del tributo, pero con un dólar más caro pasaron a estar en zona de riesgo: la versión tope de gama del 3008 comercializa a $1.097.800, mientras que la del 5008 cuesta $1.141.000.
Ahora bien, si los precios se ajustan a tono con la devaluación y esto se plasma en las listas de junio, ambos vehículos estarían al borde del tributo.
Siguiendo con las marcas masivas, y especialmente en el segmento de SUV, Nissan también deberá evaluar una estrategia para su portfolio.
Al lanzamiento de Murano, el SUV más grande que desde el inicio se comenzó a vender con impuestos, se sumó el nuevo Kicks, que es el más pequeño.
Para completar la oferta, la marca japonesa sumó la opción intermedia, el nuevo X-trail. Este modelo, disponible en una sola versión, se vende a $960.000.
En junio, un pequeño ajuste ya lo dejaría al límite del gravamen.
Importadas extramercosur y premium
Además de las marcas masivas, compañías como Hyundai y Kia, que lograron un importante crecimiento con los SUV en los últimos dos años; y las premium como BMW, Audi y Mercedces Benz, están revisando continuamente su estrategia de precios.
Hyundai podría ver afectada la versión intermedia del Tucson, el modelo que se convirtió en uno de los líderes del segmento.
De las ocho versiones que ofrece, tres se encuentran por encima de los u$s48.900 o $1.108.000, por lo cual, el más mínimo movimiento del dólar impactaría de lleno en sus valores de venta al público. En tanto, la variante más equipada está al borde, a un precio de $1.277.430.
Entre los premium, los modelos más chicos también empiezan a sufrir la amenaza: en Audi, el A3 ya supera los u$s60.000, pero también las versiones intermedias, a u$s44.900, empiezan a sentir las presiones.
En Mercedes Benz casi todos los modelos tributan el impuesto, y quedan pocas opciones del Clase A y Clase B que por ahora «zafan» pero, con una perspectiva de un dólar futuro de $29 para fin de año, estarían a un paso de caer en el impuesto.
En las automotrices, aunque se trate de modelos que mueven poco volumen, hay preocupación. Sucede que los SUV, se convirtieron en el gran aspiraciones de los consumidores y son protagonistas de una carrera acelerada por parte de las marcas para ganar mercado.
Solamente entre enero y mayo de este año se vendieron 56.992 SUV, frente a las 41.404 unidades del mismo período del año pasado. Es decir, hubo un crecimiento de 37%, por encima del mercado total.
Frente a 2016, el dato todavía es más llamativo: en ese entonces se vendieron 22.583 unidades (el mercado recién se acomodaba tras la reducción del impuesto).
La eliminación del impuesto había sido una gran ventaja para estos modelos, que recuperaron el mercado perdido frente a las pick ups. Ahora, con los precios en la mira, todo vuelve a ponerse en duda.
En cuanto a los sedanes grandes, también entran en zona de riesgo. Lo mismo sucede con los pocos premium más accesibles, otra categoría que venía creciendo a tasas aceleradas desde 2016.
Para los empresarios, esto no afectará las ventas vehículos de volumen, pero sí significará el regreso de un escenario de distorsiones, algo que parecía totalmente superado. De alguna manera, en las terminales sienten una suerte de déjà-vu.
FUENTE; IPROFESIONAL.COM 28/05/2018