Argentina mejora en ránking de lucha contra corrupción… porque otros empeoran

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Argentina mejora en ránking de lucha contra corrupción… porque otros empeoran

Un trabajo de la Universidad Austral señala que el país presenta mejoras combatiéndolo, pero que, en la comparación internacional, se mantiene con el

Un trabajo de la Universidad Austral señala que el país presenta mejoras combatiéndolo, pero que, en la comparación internacional, se mantiene con el mismo promedio en los últimos cinco años. Y que suma casilleros porque las otras naciones presentan desmejoras. Según Latinobarómetro 2017, los ciudadanos argentinos entienden que es fácil coimear a la policía, los jueces y los funcionarios

La corrupción es uno de los principales problemas de la Argentina. Está tan arraigada en los diferentes estratos de la sociedad lo que hace que cuando mejora un indicador, otro empeora.

Un trabajo de la Universidad Austral titulado «Indicadores internacionales de la corrupción en la Argentina» señala que, aunque los parámetros muestran una leve mejoría en 2016 respecto a los años anteriores, el resultado global del país «no es bueno».

El trabajo fue coordinado por Marcelo Bermolén, profesor de la Escuela de Gobierno, Política y Relaciones Internacionales de la alta casa de estudios y tomó las mediciones de Transparencia Internacional, el Banco Mundial, el Foro Económico Mundial y la Corporación Latinobarómetro.

El índice de Transparencia Internacional, sobre Percepción de la Corrupción, revela que «está disminuyendo en la Argentina desde el último año. Y si bien en los últimos veinte la Argentina ha estado por debajo de la media de la región «Américas», en los últimos cinco años ha disminuido la diferencia entre el país y el continente en su conjunto». Esto pareciera ser una mejora, pero, sin embargo, el informe señala que no es consecuencia a una mejora ya que el país mantiene el promedio en los últimos cinco años (en 34), «sino mayormente a un aumento en la percepción de la corrupción en las Américas».

En lo que se refiere al Índice Global de Competitividad que realiza el Foro Económico Mundial señala que se ha comenzado a revertir la tendencia el ítem de «Transparencia en la formulación de políticas de gobierno». Sin embargo, en lo que se refiere a la medición del «comportamiento ético de las empresas», refleja que «no ha dejado de bajar en los últimos cinco años».

Pero no son los «gobiernos» ni los «empresarios» corruptos. Por lo menos es la percepción que parece tener la ciudadanía argentina.

El trabajo de la Austral recoge los datos de Transparencia Internacional que aporta cifras relacionadas con la corrupción y la ciudadanía basado en ítems sobre su experiencia personal directa de corrupción en su vida diaria.

En este caso, en la Argentina, la policía fue el servicio en el que más sobornos hicieron los ciudadanos.

«Según Latinobarómetro 2017, en Argentina un gran porcentaje de la población piensa que tiene bastantes o muchas probabilidades de sobornar a un policía, un juez y un funcionario de un ministerio, siendo los siguientes porcentajes para cada tipo de función: 41% a un policía, 40% a un funcionario público y 36% a un juez. En los tres casos la Argentina está por encima del promedio de Latinoamérica y es el cuarto país con mayor probabilidad de sobornar a un juez o funcionario de un ministerio y el quinto país con probabilidad de sobornar a un policía», explica el informe

Los números que vierte el trabajo que provienen del indicador de Gobernabilidad del Banco Mundial reflejan que «se percibe mayor control de la corrupción y un incremento en el estado de derecho, índices en los que la Argentina se ha distanciado de la región en los últimos veinte años». Al mismo tiempo, se puede observar que, «en el último año, se ha reducido significativamente la diferencia entre Argentina y el promedio de la región».

Estos informes de las entidades internacionales no hacen más que probar que la corrupción en sus diferentes formas y tamaños atraviesas a toda la sociedad. Desde el pago de una coima a un policía en la calle hasta los grandes sobornos a funcionarios públicos para acceder a contratos millonarios y, después, a los jueces para evitar cualquier tipo de condena por haber pagado sobornos.

FUENTE; CRONISTA.COM.AR 29/11/2017