Controles de alcoholemia: qué pasa si un conductor se niega al examen Las autoridades advierten que hacer la prueba es obligatorio y que resist
Controles de alcoholemia: qué pasa si un conductor se niega al examen
Las autoridades advierten que hacer la prueba es obligatorio y que resistirse es una mala decisión. Cuáles son las multas y sanciones.
Unos, ignorando las señales de los agentes de tránsito, «volantean» e intentan escapar. Otros, ya detenidos, deciden encerrarse en el vehículo. O se resisten a soplar el alcoholímetro. O insisten en hacerlo mal.
Hechos como estos suceden a veces en las 13 provincias que ya exigen «alcohol cero» al volante, con Buenos Aires incluida. Pero también en Capital y en el resto de las jurisdicciones que aún toleran conducir hasta con 0,5 gramo de alcohol por litro de sangre.
En cualquier caso, las autoridades advierten que negarse a hacer el examen es siempre una mala decisión. Porque así, según explican, lejos de «zafar», sólo se consigue sumar problemas e incluso agravar el castigo.
¿Cuáles son las consecuencias de resistirse a un control de alcoholemia?
«La negativa a someterse a un control de alcoholemia se asimila a un resultado positivo«, indicaron a Clarín desde la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), uno de los organismos que realiza pruebas de alcoholemia en rutas de todo el país.
Es decir, que si la persona impide que le realicen el test, las consecuencias serán las mismas que las de estar alcoholizado. Y no sólo eso: en muchos casos le aplicarán sanciones más severas que las que le corresponderían al grado de ebriedad que tiene.
«El conductor no puede seguir manejando. Se le labra una infracción, se le retiene la licencia y también su vehículo«, mencionaron en la ANSV. Y detallaron que eso es lo previsto en las distintas normativas provinciales.
Provincia de Buenos Aires: ¿cuáles son hoy las multas y sanciones por negarse a un test de alcoholemia?
En la Provincia, por ejemplo, el 1° de enero de 2023 entró en vigencia la ley 15.402, que modificó el Código de Tránsito local (ley 13.927) imponiendo la tolerancia cero de alcohol en sangre para conductores en todo el territorio bonaerense, incluidas las rutas y autopistas nacionales que lo atraviesan.
Esta norma especifica que «todas las personas, sin distinción de edad, que conduzcan vehículos con motor, están obligadas a someterse a las pruebas» de drogas y alcohol.
La ley también aclara que «la simple negativa o resistencia por cualquier modo para cumplir con dichas pruebas configura falta grave«. Y establece que si un conductor agrede a los agentes, se encierra en el vehículo, intenta evadir el control u obstaculiza de algún otro modo el test, «será sancionado con los plazos máximos de inhabilitación«.
Desde el Ministerio de Transporte de la Provincia le confirmaron a Clarín que esto está en plena vigencia y se hace cumplir: «Si un conductor se niega a realizar el control o sopla mal en varias oportunidades, se toma como positivo y se aplica la sanción disciplinadora«, además de impedirle seguir conduciendo.
La rebeldía ante el test de alcoholemia se castiga ahora en la Provincia con 18 meses de inhabilitación para manejar. Es decir, la misma pena prevista para quienes circulan con más de 1,5 gramo de alcohol por litro de sangre, los casos más graves.
Si un conductor, en cambio, maneja alcoholizado pero en un nivel de hasta 0,49 y hace el test, la pena es de tres meses de inhabilitación de la licencia. Con niveles de 0,5 a 0,99, quienes colaboran con la prueba se quedan sin manejar por 6 meses; y de 1 a 1,49, durante 12 meses. Es decir, menos que los que se niegan a soplar la pipeta.
Algo similar pasa con la sanción económica. Si por conducir con alcohol en sangre hoy las multas pueden ser de entre $ 30.630 y $ 204.200 según la gravedad del caso, a los que se niegan al test les aplicarán la máxima de $ 204.200.
Además, según explicaron en el Ministerio, «ante la negación, en caso de encierro o de no querer salir del vehículo, interfiere la Policía por resistencia a la autoridad«, lo que podría derivar en paralelo en una contravención o una causa penal.
Ciudad de Buenos Aires: ¿cuáles son las multas y sanciones por negarse a un test de alcoholemia?
La ley porteña 2.148 establece que «todo conductor está obligado a someterse a las pruebas» de alcohol y de drogas, y que «la negativa a realizar la prueba constituye falta«.
En esos casos, «se presume el estado de alcoholemia positiva«, prosigue la norma. Y aclara que, entonces, el agente «debe prohibirle continuar conduciendo«, además de ordenar la remoción del vehículo.
«El control de alcoholemia no es opcional. Negarse es una conducta que tiene sanciones«, confirmaron a Clarín desde la Secretaría de Transporte y Obras Públicas de la Ciudad, a cargo de los operativos. «Además, en caso de conducta temeraria o de incidentes en el punto de control, se da intervención a las fuerzas de seguridad«, añadieron.
Según detallaron, al conductor que se resiste le aplican de manera inmediata una multa que es siempre de 1.000 unidades fijas, equivalentes hoy a $ 75.710. En cambio, si fuera un caso leve y la persona se presta al test, el controlador podría aplicarle una multa mucho menor (desde 150 unidades fijas, $ 11.365).
A quien se niega, además, le descontarán de inmediato 10 puntos de scoring y le retendrán el vehículo, al igual que la licencia de conducir.
Entonces, el vecino deberá acudir a la Dirección General de Administración de Infracciones a resolver la infracción (más las anteriores que tenga pendientes), obtener allí el «comunicado de devolución» y presentarse finalmente en la playa de acarreo para recuperar el auto y volver a manejar, previo pago del arancel de acarreo (otros $ 9.554).
Según el Gobierno de la Ciudad, como los agentes informan sobre los efectos de negarse y están entrenados para disuadir a los rebeldes, sólo el 0,6% de los tests no llega a realizarse por esta causa.
¿Por qué se recomienda no beber alcohol antes de conducir?
Basándose en criterios médicos y evidencias estadísticas, el Ministerio de Salud de la Nación desaconseja enfáticamente conducir habiendo bebido alcohol, afirmando que su consumo «aumenta las probabilidades de protagonizar un siniestro vial, cualquiera sea el nivel«.
La recomendación oficial es clara: «Si vas a manejar, no consumas alcohol». Y es que, entre los efectos peligrosos que el alcohol genera en una persona que está al mando de un vehículo, destacan los siguientes:
–Reduce la visión periférica y puede causar visión doble, lo cual dificulta la capacidad de la persona de discernir lo que sucede a su alrededor y disminuye su habilidad para calcular distancias.
-Disminuye la coordinación y la atención: así, quien haya bebido demorará más en tomar decisiones ante eventos o situaciones que requieren una reacción inmediata.
-Genera un falso estado de euforia, seguridad y confianza en uno mismo, que lleva a subestimar los peligros y a transgredir las normas. Por ejemplo, evitando usar el cinturón de seguridad o el casco.
FUENTE; CLARIN.COM.AR 07/03/2023