La segunda ola del coronavirus ya es una realidad en América del Sur. Lo que resta precisar son los impactos que tendrá a nivel sanitario y económico.
La segunda ola del coronavirus ya es una realidad en América del Sur. Lo que resta precisar son los impactos que tendrá a nivel sanitario y económico. Por lo pronto, el eje de la preocupación está puesto en Brasil por la situación que atraviesa el rebrote de la pandemia actualmente, la extensión de sus fronteras y la importancia de su producción en todas las cadenas de valor regionales. En este sentido, las terminales automotrices del país vecino decidieron frenar su actividad durante catorce días. Fabricantes locales advierten que el párate podría desacelerar el repunte del sector.
La decisión no es caprichosa. La semana pasada Brasil batió tres tristes récords en simultáneo: superó los 100.000 casos de coronavirus en 24 horas, registró más de 3 mil muertes en un solo día y cruzó la línea de los 300 mil decesos acumulados. En ese marco, sindicatos y empresarios coordinaron el cese de actividades que se extenderá por dos semanas.
Más allá de la preocupación sobre el impacto que esto pueda traer a la Argentina a nivel sanitario, tratándose de un país limítrofe, las consecuencias económicas ya comenzarán a sentirse. “Nuestra industria tiene cierta dependencia comercial de Brasil por la demanda ya que representa entre el 30% y el 40% de las exportaciones, pero también en la provisión”, advirtió a Ámbito Juan Cantarella, gerente general de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC).
En este momento la preocupación central pasa por la posibilidad de que la producción pueda frenarse por falta de componentes claves, como motores. Si bien la mayor parte de las empresas previendo la situación pudo aumentar el nivel de stock, Cantarella señala que “no se descarta algún rebote de faltantes, tanto de insumos como de autopartes”.
Luego del fuerte impacto inicial del aislamiento social preventivo y obligatorio, la recuperación del sector viene siendo acelerada en los últimos meses. Según un informe de AFAC y de la Unión Industrial Argentina al inicio de 2021 el 39% de los autopartistas tuvo un incremento de la demanda interna.
Por otro lado, la dinamización de la actividad junto con la puesta en marcha de actividades de servicios permitió que se reactive la cadena de pagos. De acuerdo al relevamiento citado se redujo la mora en impuestos, compromisos financieros y pago a proveedores. Además ninguna empresa del sector registró problemas para abonar los salarios, mientras que el promedio de dificultades para toda la industria fue del 4%.
Con este escenario las firmas proyectan aumentar un 67% la producción durante el 2021. En rigor, actualmente las mayores tensiones están dadas por las dificultades de la oferta para cubrir la demanda. Un ejemplo claro es el de Toyota: “a veces les pido disculpas a nuestros clientes de Argentina porque tengo que cumplir con Uruguay. Priorizamos la exportación”, dijo en ese sentido Daniel Herrero presidente de la compañía.
No obstante, la situación epidemiológica que atraviesa Brasil pone en jaque ese despegue de la industria nacional. La luz amarilla se enciende no solo por el cese de actividades sino también por la posibilidad de que su recuperación económica se vea afectada por la segunda ola de coronavirus.
Esta situación se enmarca además en un complejo escenario de abastecimiento de commodities fundamentales para la producción industrial a nivel regional y global. Ya se registran faltantes y demoras en la entrega de acero, arena y plástico, entre otros.
FUENTE; AMBITO.COM.AR 29/03/2021