Los vehículos que se mueven de forma autónoma no son una búsqueda nueva. Existen desde hace décadas. De hecho, en 1987 se inauguró en Londres el Dockl
Los vehículos que se mueven de forma autónoma no son una búsqueda nueva. Existen desde hace décadas. De hecho, en 1987 se inauguró en Londres el Docklands Light Railway, un sistema de tren ligero que funciona sin conductor que sería el antecesor de los minibuses eléctricos 100% autónomos que ya se prueban en varias ciudades del mundo.
Sin embargo, la pandemia del Covid-19 y los cambios en las necesidades de transporte de los usuarios y los requerimientos medioambientales podrían acelerar la próxima ronda de desarrollo y utilización de vehículos autónomos (VA).
En el futuro, estos modelos sin conductor alcanzarían un papel más preponderante en el tratamiento de nuevos requisitos derivados de los protocolos sanitarios para combatir el coronavirus.
Por ejemplo, en Estados Unidos ya se utilizan este tipo de vehículos para trasladar pruebas de Covid-19 desde el punto de recolección hasta el laboratorio sin que exista supervisión humana y en rutas aisladas.
Google es una de las empresas que ya trabaja en esta tecnología.
En ese país, existen ya 420 compañías de vehículos autónomos, cifra que agrupa al 44% de todos los registrados a nivel global, incluyendo compañías de tecnología como Google y terminales como General Motors y Ford.
Ocurre que la pandemia le pone un paréntesis al desarrollo del transporte tradicional y al de pasajeros por la elevada concentración de personas que ese sistema genera.
Por eso, en varios países se comenzó a acelerar el proceso de producción de autos de este tipo, al punto que ya existe un ranking global de gobiernos que han tomado esta determinación.
Desarrollo Latinoamericano
Un ejemplo es el índice de KPMG “Autonomous Vehicles Readiness Index 2020”, que muestra los 30 países mejores preparados para un futuro sin conductores y que ubica, en el top 5 a Singapur; Países Bajos; Noruega; Estados Unidos y Finlandia. De América del Sur, el mejor es Chile (27), seguido de México (28) y Brasil (30).
“Estamos comenzando a ver el potencial de transformación de la tecnología de VA”, dice en el informe Richard Threlfall, director Global de Infraestructura de KPMG International.
“Se ha progresado enormemente para lograr que los VA funcionen de manera más segura y efectiva”, agrega el ejecutivo para quien ampliar el uso e integrar estos autos a la vida diaria depende de las medidas que adopten los países para impulsar el desarrollo y el despliegue de esta tecnología.
Esta opinión refleja los cambios que se avecinan en el negocio automotriz con nuevas tendencias impulsadas por los cambios tecnológicos, las demandas individuales, las necesidades ambientales y la urgencia por la pandemia del virus.
Los gobiernos buscarán lanzar masivamente autos o colectivos sin conductor pero, a la vez, pondrán en marcha inversiones para mapear las ciudades correctamente con el objetivo de que estos vehículos identifiquen los caminos y soluciones posibles.
También deberán tener en cuenta la convivencia con los modelos tradicionales, con conductores, así como determinar quién debería responder en caso de un accidente.
En este contexto, las terminales están entendiendo el fenómeno y como primer paso, comenzaron a convertirse en proveedoras de servicios de movilidad, fabricando vehículos pero con la mira en la venta por demanda o reserva.
También, el factor ecológico está presente en el impulso de estos vehículos, teniendo en cuenta, por ejemplo, que el transporte representa casi un cuarto de las emisiones de efecto invernadero de Europa y es el principal causante de la contaminación en las ciudades.
Daimler también está desarrollando camiones autónomos.
Para la ONU, los combustibles alternativos son la llave “para un transporte libre de emisiones y la movilidad eléctrica es la más avanzada” para cortar las emisiones.
Sin embargo, la Argentina se encuentra lejos de poder aplicar esa tendencia en los próximos años.
El caso argentino
El uso de este tipo de unidades autónomas amigables con el medio ambiente en el país como mecanismo de adaptación de la industria automotriz a las demandas de la nueva realidad se enfrenta con una serie de impedimentos legales y de infraestructura.
Es decir, de factores externos que no parecen estar hoy en la agenda del Gobierno y que harían que la llegada de esta tecnología ideal para reducir las emisiones de carbono se demore, por lo menos, durante cinco años más.
En un reciente informe difundido por KPMG sobre el ranking de países más preparados para la masificación de vehículos autónomos, la Argentina directamente no figura en el listado.
De hecho, Carlos Bruno, líder de Industria Automotriz en KPMG Argentina, admite que “la implementación de estos autos requiere la resolución de factores previos que el Gobierno no mira, condicionado por una crisis económica que posterga toda inversión en nuevas tecnologías”.
Si bien las terminales que desarrollan este tipo de unidades en el mundo también operan en la Argentina podría facilitar el ingreso del país a este nuevo concepto de movilidad sustentable, la falta de infraestructura adecuada; la inexistencia de estaciones de carga y el vacío legal respecto de su uso son alguno de las trabas imposibles de sortear en el corto plazo.
“Sin embargo, el proceso podría acelerarse si, al igual que lo hacen otros países, el Gobierno decide en los próximos años fomentar el uso de vehículos autónomos a través de posibles incentivos fiscales”, determina Bruno.
Los vehículos eléctricos son una parte fundamental de este cambio.
Es más, un estudio del Centro de Investigación de Política Urbana y Vivienda de la Universidad Di Tella, anticipa que los vehículos de conducción autónoma saldrán al mercado de manera masiva en 2025, pero llegarán a la Argentina solo en 2030.
“A partir de ese punto, la expansión será gradual pero sostenida en la región ya que representarán un 25 % de la flota de autos en 2040, llegarán al 50 % en 2050 y serán el 100 % en 2065”, agrega el informe.
Se trata de una política que ya implementan otros países que han logrado progresos en su preparación para los vehículos autónomos a partir de cambios regulatorios.
En el informe de KPMG se sostiene que, mientras la Argentina se mantiene lejos de esta posibilidad, el coronavirus y los constantes cambios en las necesidades de los usuarios, así como en los requerimientos medioambientales, podrían acelerar el desarrollo y uso de los vehículos autónomos.
El reporte evalúa el avance de 30 países y muestra que la mayoría han aumentado su preparación en el último año. La medición se realiza por medio de 28 indicadores que evalúan la preparación y avance en la promoción de uso e innovación de estos autos.
Tales indicadores están organizados en cuatro pilares: política y legislación; tecnología e innovación; infraestructura, y aceptación del consumidor. La Argentina no califica en ninguno para fomentar el potencial transformador que tiene esta tecnología para las grandes ciudades.
Por el contrario, el resto de los países, jurisdicciones y localidades analizados en el índice de KPMG aumentaron su preparación e iniciativas para promover la producción y uso de los autos sin conductores.
De hecho, 17 de los 25 países incluidos en el estudio aumentaron sus puntajes en 2020 y la visión a futuro revela que podrían tener un mayor papel al satisfacer las nuevas necesidades de movilidad derivadas de la pandemia de COVID-19.
En varios de estos países se llevan a cabo pruebas piloto en áreas designadas o aprobadas para testear vehículos autónomos.
El trabajo de KPMG también analiza iniciativas a nivel municipal, al incluir desarrollos en cinco grandes ciudades como son Beijing; Detroit; Helsinki; Pittsburgh y Seúl. Más que nada para reemplazar el sistema tradicional de transporte compartido, como taxis y micros que suele ser responsabilidad de los gobiernos locales y no de los nacionales.
FUENTE; IPROFESIONAL.COM 10/08/2020